Quedarán para la historia las no explicaciones sobre el Producto Interior Bruto según la socialista y hoy vicepresidenta del Gobierno de Canarias, Patricia Hernández, una cosa que hacía pi, pi, pi hacia arriba o hacia abajo, según vaya usted a saber. Ayer, cuando se suponía que el cargo otorga un poso de responsabilidad, se ha marcado un segundo episodio, pero de tintes mucho más serios, con la previsión informativa enviada a los medios sobre una chocolatada con los niños de los centros tutelados en su campaña del fomento de la acogida. No hay que dudar de su buena voluntad, pero sí del escaso tino para preservar la intimidad de unos pequeños especialmente vulnerables, y que bajo ningún concepto deben ser imagen para esta ni ninguna otra campaña. Lo dice el artículo 16 de la Convención de los Derechos del Niño: "Todo niño tiene derecho a no ser objeto de injerencias en su vida privada, su familia, su domicilio y su correspondencia, y a no ser atacado en su honor".