La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El callejón del gato

¡Vaya par de indecentes!

Por si no fuera suficiente que el secretario general del PSOE llamara indecente a Mariano Rajoy, ahora van los partidos independentistas catalanes y se descuelgan llamando lo mismo al Rey de España por su mensaje de Navidad a la nación.

Llamar indecente o, lo que es lo mismo, inmoral, deshonesto, desvergonzado, repugnante, grosero y no se cuantas cosas más al presidente Rajoy no es sino un absoluto desconocimiento del personaje. Posiblemente haya pecado de consentidor por no actuar con contundencia en los casos de corrupción que han salido a la luz dentro de su propio partido y que, por cierto, menudo precio ha tenido que pagar en las urnas. Cosa bien, distinta es que se le acuse de llevarse el dinero de los españoles. Por otro lado, después del mesurado discurso de SM el Rey, llamarle lo mismo, sólo se puede calificar de una estudiada campaña de acoso y derribo a los dos pilares más representativos de la democracia en nuestro país, es decir, la jefatura del Estado y la presidencia del gobierno. Eso, sólo, por llamar al entendimiento, a la responsabilidad y al diálogo. No quiero ni pensar si se le hubiese ocurrido decir, por ejemplo, que el ejército es uno de los garantes de la unidad nacional. Realmente el monarca solo hizo hincapié en lo que en su día proclamó y que, no es otra cosa, que en la España constitucional caben todos los sentimientos y sensibilidades. Caben las distintas formas de sentirse español; de ser y de sentirse parte de una misma comunidad política y social, de una misma realidad histórica, actual y de futuro, como la que representa nuestra nación. Después de todos estos despropósitos los sectores más responsables del partido socialista le han pedido a Pedro Sánchez que anteponga los interese de la nación a los de su propio partido como ha sido tradicional e históricamente la responsabilidad del PSOE en los momentos difíciles. Estamos en un momento crucial: seguir en la senda emprendida hace ahora cuarenta años con el consabido resultado de ser un país con un crecimiento constante, envidiable para vivir junto a treintaitantos millones más o, por el contrario, retrocedemos junto a otros que su objetivo se reduce a sobrevivir. Estoy convencido de que, al final, se impondrá la cordura y los diferentes partidos entenderán que el mandato de los ciudadanos es claro y conciso: pónganse de acuerdo para sacar a España adelante. La decencia y la pulcritud en la conducta son el único lujo que el hombre no necesita comprar con dinero.

Compartir el artículo

stats