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Reflexión

El enemigo del PSOE es el PSOE

Susana Díaz es una gran mujer que me merece todos los respetos. Pero, como política, es una analfabeta en progresión hacia el abismo. Una histriónica de la política. La actual presidenta de la Junta de Andalucía vive obsesionada con intentar ser la secretaria general del PSOE para dar el salto a La Moncloa. Ya se sabe que la ignorancia es muy atrevida. Prefiero estar equivocado, pero da la sensación que la existencia de la ignorancia dentro de los partidos y su clase dirigente, se ha asumido como algo connatural al ejercicio de la política y del poder.

Desde hace algunos años, en el PSOE ya no abundan los libros. No se discute si hay o no políticos socialistas preparados, auténticos líderes o estrategas, sino cómo se colocan a los amigos para que se aprovechen de lo público o de lo privado. Como si fuera una cadena de favores, se premia y promociona a diputados o diputadas -con las excepciones de rigor que son muchas y muy respetables- que no sean aficionados ni a la poesía ni al teatro. Es decir, los intelectuales parece que son una raza a extinguir en el PSOE. No interesan los libres pensadores, ni los sociólogos, ni los politólogos, ni los catedráticos, ni los abogados, ni los jueces, ni los ingenieros, ni los arquitectos, ni los filósofos, ni los historiadores, ni los poetas, ni los escritores, ni los profesores de escuela o de universidad. Se busca un PSOE de iletrados y de obedientes dirigentes o militantes disciplinados que rindan pleitesía a los clanes dirigidos por distintas "familias" socialistas que han hecho del partido una "empresa" privada. Algo así como una "Sociedad Limitada". (S.L.).

En estos momentos políticamente tan delicados que nos ha dejado la nueva y vergonzante derrota del PSOE tras las elecciones generales del pasado 20-D, en vez de unirse para afrontar el presente y el futuro, Susana Díaz y sus serviles aduladores se dedican a organizar conflictos internos y a dividir y romper el partido porque lo único que defienden son sus personalismos y sus ambiciones. Poco les importa el presente. Y, mucho menos, el futuro. Poco les importa el drama de los parados, ni los jóvenes sin empleo, ni los pensionistas, ni los viejos que no tienen dinero ni para pagar sus medicinas, ni las desigualdades, ni los desahucios, ni las injusticias, ni la sanidad ni la educación pública, ni las familias sin techo y sin comida.

Lo que sí les es prioritario a los barones y a las baronesas del PSOE -la nueva fauna socialista del siglo XXI-, es celebrar un congreso entre febrero y marzo de 2016 para dar un golpe de timón y echar a unos para ponerse otros. El objetivo de Susana Díaz, más preocupada por fomentar y propagar las luchas intestinas de su partido que por las negociaciones que posibiliten una mayoría parlamentaria para la formación de un nuevo Gobierno que dé estabilidad a España, es dividir a un sector del PSOE para defenestrar, derribar y desalojar al actual secretario general, Pedro Sánchez, del cartel electoral si se repitieran nuevas elecciones. Es decir, un 39o congreso para conquistar solo el poder político y el poder personal, y no un congreso para conquistar el poder de la calle, el poder de los ciudadanos, el poder de los estudiantes y obreros. El poder y las ilusiones de la clase trabajadora. El poder del bienestar social.

El PSOE no ha ganado las elecciones generales porque la mayoría de los ciudadanos no confían en unos socialistas que, como la Iglesia católica, hace años que se alejaron de la sociedad. Ni siquiera se acuerdan dónde están los barrios, las industrias, las fábricas y sus trabajadores o dónde viven las clases pobres que pasan hambre. El PSOE ha fracasado de manera vergonzosa el 20-D recogiendo los malos vientos que sembraron dándole la espalda a sus propios votantes.

El PSOE se mantiene como segunda fuerza, pero perdiendo más de un millón y medio de votantes y situándose con 90 escaños, por debajo del listón psicológico de los 100 diputados. Es decir, de 110 diputados logrados en 2011, el PSOE ha dejado en las urnas 20 diputados menos. Derrota brutal. Un castigo ciudadano para un PSOE a la deriva y sin rumbo.

Solo por dignidad y por un principio de responsabilidad política y moral democrática, lo primero que tenía que haber hecho Pedro Sánchez, era presentar su dimisión. Pero, el PSOE de hoy es un partido de tentaciones y prebendas. Un auténtico torrente de ambiciones. En su cúpula o aparato, convertido en un pesebre y en una ONG de amiguetes, abundan muchos carcamales y parásitos que viven de la política pegados al fango de la avaricia.

En ese cenáculo de Ferraz, sobrevuela la sombra de Felipe González que, con mando a distancia, sigue dirigiendo el partido como si se tratara de guiñoles a las órdenes del expresidente socialista que se divierte jugando con sus muñecos. Empezando por el propio Pedro Sánchez que se rinde ante los pies de un Felipe que se resiste a las tentaciones o vicios incurables de acaparar protagonismo en las primeras páginas de los periódicos y demás medios informativos. El terrible defecto del ego incurable.

Felipe, un gran presidente que trasformó y modernizó España dándole prestigio internacional, fue también un gran estadista y un político respetado, admirado y con mucho prestigio en todo el mundo. Sin embargo, sus devaneos y sus paseos a través de las puertas giratorias de empresas privadas a las que tanto criticó y combatió cuando era presidente del Gobierno socialista de España, lo han situado en un escenario muy lejos de aquel Felipe intelectual y de clase obrera. Hoy por hoy, Felipe González, pertenece al "club de los ricos" de la España del Ibex 35. Precisamente, no es el político llamado a dar ejemplo de transparencia. Se ha aficionado a hacer lobby a cambio de obtener y ostentar una posición de poder y una situación económica privilegiada. Ya no es el líder idílico de la socialdemocracia ni el político con los bolsillos de cristal como dijera el profesor y exalcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván: "Los bolsillos de los gobernantes deben ser de cristal".

Visto lo visto, para Susana Díaz, primero está el PSOE; después España. Da la sensación de que a la señora Díaz Pacheco, la nueva "loba feroz" del socialismo español, le preocupa más auparse a la secretaría general del PSOE para iniciar su carrera hacia La Moncloa, que colaborar o tratar de resolver y abordar con responsabilidad de Estado el delicado proceso político e institucional que vive en estos momentos España con un gobierno de la derecha tocado y un presidente en funciones casi desfallecido políticamente.

Por desgracia, para el socialismo histórico de Pablo Iglesias, Azaña, Negrín, Largo Caballero, Prieto, Besteiro y otros inolvidables socialistas y republicanos de raza y oficio, el PSOE actual va camino del desierto condenado a cien años de soledad.

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