La historia de los gemelos Kray, unos gángsteres británicos que reinaron en la mafia del Londres de los 50 y 60, ya había sido llevada al cine en alguna ocasión pero no ha sido hasta recientemente cuando su historia se comienza a contar en superproducciones. La serie británica Whitechapel, correcta y bien amueblada, dedicó toda una temporada a estudiar sus tropelías. Ahora, de la mano de Brian Helgeland, director de películas tan apreciables como Paycheck o autor de los guiones de L.A. Confidential o Mystic river, llega esta Legend que trata de abarcar en tono de cine negro a estos dos personajes enormes. Y para atraparlos utiliza a un solo actor, el excepcional Tom Hardy, que interpreta a los dos hermanos: Ronnie y Reggie.

Desde el principio apuesta por una narrativa clásica de ascenso, poder y caída con homenajes al cine clásico de mafiosos. Ahí, en un solo actor, está la figura del doble: un gemelo inteligente y meditabundo por una parte y otro vacuo y muy agresivo. En Hardy recae el peso del largometraje porque Helgeland apuesta por una fílmica habitual, casi de artesano, que nunca consigue levantar. Aun así, con diversas potencias, Chazz Palminteri incluido, Legend se va desarrollando con la sensación de una oportunidad perdida con momentos, cómicos y dramáticos, muy efectivos. Con los arranques de uno y las dudas del otro se consigue no solo entender a estos dos personajes sino a una época en la que Londres florecía, los Swingin' sixties. Como no es redonda, la película no acaba de funcionar pero sí nos permite entrar, gracias a su producción, en una época irrepetible donde esa cantidad de diversión se la tenía que cobrar alguien.