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Momentos

El mejor amigo del hombre

Y de la mujer. Pero no nos andemos con sutilezas de género propias de un político de los actuales. El perro, igual, por supuesto, que la perra, es el mejor compañero de la humanidad desde tiempos prehistóricos. David Grimm, doctor en Genética, periodista especializado en la diseminación de los logros de los investigadores y autor de un libro muy popular sobre la evolución de las relaciones de nuestra especie con los perros y los gatos, ha dedicado un comentario extenso en la revista Science, de la que es editor de noticias científicas on-line, a las cuestiones que aún están por resolver respecto de cómo tuvo lugar la domesticación de la raza canina. Grimm repasa las evidencias arqueológicas que relacionan a los perros con los humanos partiendo de la tumba de 12.000 años del Próximo Oriente en la que fueron enterrados quienes habrían sido con toda probabilidad un perro y su dueño. A esa primera evidencia publicada hace cuatro décadas le siguieron otras que iban retrasando cada vez más la fecha de la relación. Pero fue el análisis del ADN de perros y lobos el que logró situar la primera domesticación de los perros en épocas muy antiguas, las de la entrada de los cromañones en Europa o incluso antes, cerca ya de 135.000 años, muy poco después de que apareciese nuestra propia especie. Perros y humanos han convivido desde entonces en una relación que va mucho más allá del beneficio que pueden sacar los cazadores o los ganaderos de los perros como animales domésticos. Cualquiera que haya vivido con uno de ellos en familia lo sabe; es posible entenderse con los perros de manera tan estrecha como para establecer relaciones por completo empáticas. Para lograr algo así es preciso poder identificar estados de ánimo. Queda fuera de toda duda que nosotros somos capaces de hacerlo respecto de las personas y también de los animales domésticos. Pero, ¿y los perros? ¿Tienen un sistema cognitivo tan avanzado como para lograr ese puente empático? La revista Science adorna sus noticias sobre avances en la investigación ofreciendo otros materiales divulgativos sin pretensiones científicas pero de gran interés para hacerse una idea de conjunto de lo que se trata. Al trabajo de David Grimm le sigue un vídeo en el que se ve a unos perros jugando y compartiendo a todas luces actitudes y complicidades. Virginia Morell, otra periodista habitual de las páginas de Science, lo comenta haciéndose eco de un estudio de Elisabetta Palagi, Velia Nicotr y Giada Cordon, de la Universidad de Pisa (Italia), quienes por medio de un análisis de la conducta de 49 perros de razas diferentes identificaron en ellos capacidades empáticas de imitación cuando interactuaban con otros perros pero también con humanos. Esa capacidad de empatía, ligada según parece a las neuronas espejo, había sido ya identificada en otros primates. Los perros las tienen. Y hace mucho tiempo que sus dueños, sin necesidad de experimento alguno, lo saben.

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