La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Reflexión

La responsabilidad del PSOE

A partir del 20 de diciembre pasado, y cuando ya se conocieron los resultados, no tanto de votos logrados por los diferentes partidos y formaciones electorales sino en especial los números de diputados al Congreso, y muy en especial de los cuatro principales, PP con 123 escaños, PSOE con 90, Podemos 69, y Ciudadanos 40, la incertidumbre sobre la posibilidad de que tengamos o no un gobierno estable se cierne sobre nuestro país. Todos los análisis de los medios nacionales y extranjeros han coincidido desde entonces en señalar el peligro de ingobernabilidad, el cual se ha reflejado en la bolsa y en los mercados que siempre han sido reflejo de la situación política de un país. Es cierto que el partido vencedor ha sido el PP con 123 escaños pero ello no es suficiente, y obliga a Mariano Rajoy a buscar pactos para poder formar gobierno. Y es aquí donde entra en juego el PSOE con sus 89 escaños (uno de la coalición con Nueva Canarias se pasó al grupo mixto), que constituye la posibilidad más clara, más lógica, de apoyar un gobierno del PP, y ello por las dos vías que analizaremos a continuación. La primera vía, la más evidente, sería la de un apoyo directo al PP que uniría a sus 123 escaños los 89 del PSOE, 212 y a ellos se uniría Ciudadanos con sus 40 totalizando 252. La pérdida de votos por el PP y el PSOE, que son realmente los dos partidos perdedores, significa claramente el fracaso del bipartidismo, tan denostado, y cuyos defectos han acusado los electores quienes en definitiva han demostrado estar muy acertados, aun cuando en parte hayan sido deslumbrados por un progresismo que se nos antoja falso, y sobre todo peligroso, que se atribuye a Podemos y a su líder, Pablo Iglesias. El gran defecto del PP ha sido el abuso de su mayoría absoluta en el Congreso y la confusión de los intereses generales con los de partido, así como en especial los casos de corrupción que Rajoy, en los debates en que ha intervenido, ha sido incapaz de afrontar. El PP ha recurrido a la aprobación de decretos leyes alegando "razones de extraordinaria y urgente necesidad". Y lo cierto es que al Gobierno no le corresponde el elaborar las leyes: esa es la tarea del Parlamento. Y si el PP hubiera llevado los proyectos de ley al Congreso y allí se hubieran formulado enmiendas por los otros partidos y allí se hubieran discutido, posiblemente esas leyes hubieran salido mejoradas y, sobre todo, los partidos de la oposición no podrían haber alegado, a posteriori, que no se les dio oportunidad de intervenir en su definitiva redacción.

Esa es la vida parlamentaria y ahora, tras la fragmentación del Congreso, después del 20-D puede que en esta legislatura se practique con claridad el funcionamiento de una democracia parlamentaria y lleguemos a unos niveles a los que no llegó la Transición que en tal sentido habíamos considerado como incompleta. Esos temas y otras más importantes consideraciones han sido abordados por la abogada del Estado Elisa de la Nuez, de ascendencia grancanaria, en la sección de Tribuna Política de El Mundo del 22.12.2015. Otro aspecto abordado por Elisa de la Nuez es el de que estamos ante una oportunidad para regenerar España mediante una política de pactos entre las fuerzas políticas y señalar que eso es lo que llevan haciendo muchos años los países nórdicos con excelentes resultados en términos de libertad y de igualdad de oportunidades así como de crecimiento económico. Y ha puesto como ejemplo el camino de Dinamarca o Suecia. Y si lo seguimos convertiríamos el fin del bipartidismo en algo positivo para nuestra democracia parlamentaria. Esa política de pactos requeriría mucha negociación, mucha paciencia y también renuncias. El apoyo, o la abstención, del PSOE, exigirían contraprestaciones y debatir en materia de impuestos, de reforma laboral, de garantizar el sistema de pensiones, de tratar sobre la violencia de género cuyas cifras en estos últimos días continúan siendo gravísimas. El PP de Mariano Rajoy ha de dar los primeros pasos en busca de esa gobernabilidad, sin actitud negativa a negociaciones o pactos con PSOE principalmente y ¿por qué no? con Ciudadanos, con la finalidad de la mejor solución concreta para cada tema. Y es aquí cuando entra en juego la responsabilidad del PSOE, de ese gran partido que Pablo Iglesias Posse, gallego, fundara en 1879, junto con la UGT en 1888. Pedro Sánchez con la colaboración, la intervención, de Susana Díaz, de Fernández-Vara, de la Junta de Extremadura, de Emiliano García-Page, de Castilla-La Mancha y de tantos otros dirigentes socialistas responsables debe olvidarse de una política partidista de gobierno, debe abstenerse de la idea, del intento, de formar gobierno, pues ello habría de implicar la colaboración, los votos de Podemos, y ello supondría poner en juego la unidad de España, su integridad territorial puesto que Podemos siempre pondría precio a sus votos, que no es otro que el de un referéndum para Cataluña, máxime cuando el análisis del resultado del 20-D revela que los votos no pertenecen a Podemos sino en realidad y en gran parte a la formación que dirige la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y sus 12 diputados han ido ya a Madrid a recoger sus actas en el Congreso ¿Y qué garantía nos daría para el respeto a la Constitución, y a nuestras leyes, a nuestra democracia en suma, la intervención en el gobierno de un partido que ha seguido el modelo venezolano, la deriva de un personaje como Maduro que está boicoteando los resultados electorales conseguidos por la unión mayoritaria de partidos de la oposición al chavismo y cuya condena no ha sido suscrita por Podemos, ni tampoco la condena del yihadismo?

La segunda vía, que también pasa por el PSOE, es la de la abstención, que los socialistas se abstengan para propiciar un gobierno del PP, y que operaría del modo siguiente: cuando el PP no obtenga la mayoría absoluta en la primera votación llegará la hora para la segunda o sucesivas en los plazos establecidos para ello en el artículo 99.3.4 de la Constitución. Y entonces el PSOE puede promover su abstención a cambio de negociar la modificación de determinadas leyes que figuran en el programa del PSOE. Llegaría la hora de los pactos, de la negociación y de las correspondientes renuncias, todo buscando lo mejor para el país y, por supuesto, no para los intereses partidistas. Sería forzar el funcionamiento de una democracia parlamentaria, de esa práctica de pactos entre fuerzas políticas diversas, que tan buenos resultados han dado en países nórdicos y a que antes no referíamos. Esta apuesta por la abstención la ha explicado Jerónimo Saavedra en una entrevista de LA PROVINCIA el 30 de diciembre pasado. Diputado constituyente, dos veces ministro, actual Diputado del Común y además exsecretario general del PSOE canario, es sin duda el político más valorado de la política canaria, y con repercusión nacional. Su opinión debe ser tomada en cuenta por la dirección del PSOE, e incluso menciona leyes que para el PSOE son inaceptables, la ley educativa, la reforma laboral o la ley mordaza. No es partidario de un pacto del PSOE en la izquierda, con Podemos, porque ya el comité Federal del PSOE ha marcado una línea roja, innegociable, que es la posibilidad de un referéndum en Cataluña; y la opinión de J. Saavedra coincide con el parecer de Susana Díaz y Fernández-Vara, y García-Page y otros dirigentes socialistas. El impedir un gobierno del PP, el votar en su contra en la primera y sucesivas votaciones (artículo 99.3.4 de la Constitución) supondría la disolución de las cortes por el Rey y la convocatoria de elecciones (art. 99.5) Y ello, unas nuevas elecciones generales que habrían de tener lugar en marzo, sería un "suicidio" (sic) para el país.

Esa es pues la responsabilidad del PSOE, por la negativa a formar un gobierno con el PP, y eventualmente con Ciudadanos, o por no abstenerse en la primera y sucesivas votaciones, cuando, además, nadie podría decir que el PSOE votó a favor de Mariano Rajoy. Basta con abstenerse.

Hay que enfocar todo este asunto, en que nos jugamos la estabilidad de España, no bajo el prisma de partido, sino bajo la defensa del bien del país, de España. Y cabría preguntarse si Pedro Sánchez quiere enfocar el tema con una oposición cerrada a Rajoy, y llevar al país a unas elecciones generales: ¿qué ganaría el PSOE? Seguramente los votos se incrementarían para Podemos... y el PSOE, que obtuvo 110 escaños en las elecciones del 20-N de 2011 y solo 90 en las del 20-D, en las próximas vería reducir aún más sus votos. Más aún: encuentro en LA PROVINCIA del 3 de enero un interesantísimo artículo de Eligio Hernández, quien fuera magistrado juez y fiscal general del Estado, en tiempos de Felipe González: "El difícil dilema del PSOE", en el cual declara compartir con Jerónimo Saavedra la tesis, que también comparten muchos líderes veteranos socialistas con quienes dice haber contactado de que la única salida posible a la complicada situación política poselectoral es que el PSOE se abstenga en la votación de investidura para que Rajoy pueda formar gobierno...

Y después de interesantísimas reflexiones históricas termina diciendo: "Si los socialistas españoles no ponen remedio al caos intelectual del PSOE (sic)? y no pacta con el Partido Popular y con las otras fuerzas políticas no nacionalistas soberanistas, el modelo constitucional territorial definitivo de España y su gobernabilidad, será responsable de las imprevisibles consecuencias que se produzcan para el propio partido y para España".

Veamos pues cómo Eligio también relaciona la necesaria abstención con pactar con el PP, pero va más allá de la revisión de leyes inaceptables para el PSOE y se refiere al modelo territorial, lo cual puede que sea difícil encaje en el tiempo que queda hasta poner en marcha el proceso de investidura que luego sería bastante rápido según los términos del artículo 99 apartado 4.5 de la Constitución. Lo que ahora importa, y a ello tiende mi intervención, es el señalar lo que nos estamos jugando si no se llegar a una gobernabilidad de este país que es y llamamos España y tuviéramos que desembocar a corto plazo en unas elecciones generales. El PSOE, por una vía o por otra que hemos comentado, preferentemente la abstención, tiene la clave de este difícil dilema.

Esa es su gran responsabilidad, por el bien del país y por su propio interés ya que afectará a su futuro como partido.

Compartir el artículo

stats