La Provincia - Diario de Las Palmas

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Reflexión

Animales y humanos

Los animales han sido símbolos, señal y aprendizaje para los humanos. La observación se convierte en su mejor instrumento, como para todo. Los ilustran mucho ejemplos. En los años sesenta, Miguel Delibes observó cómo la desaparición de las mariquitas del campo de Castilla le anunciaban la transformación del medio rural. Acertó. La reducción de un 14% de la cobertura de hielo en el Ártico entre 1979 y 2011, entre otros muchos efectos, nos avisa de la desaparición de los osos polares y su papel como depredadores y también del peligro de supervivencia de los pueblos indígenas y su efecto ecosistema. La continuidad de las especies no está nunca garantizada, ni con la declaración de París. Los cambios están siendo tan intensos y rápidos. No solo los osos polares tendrán dificultad de adaptación frente a otras especies.

El padre de Darwin, ante los fracasos de su hijo en los estudios de medicina, lo embarcó en la expedición del Beagle. y, sus observaciones en las islas Galápagos revolucionaron la ciencia, y las teorías imperantes de los orígenes de las especies. Las variaciones del pico de las cuatro especies distintas de pinzones parecen estar adaptadas al medio en que viven para procurarse el sustento, modificando sus caracteres morfológicos. Representa un modelo icónico para los estudios de especiación, la evolución adaptativa y la variabilidad. Vemos cómo adaptación, evolución y cambios han sido enunciados y anunciados por los animales. También la observación de fisiólogos, etnólogos, y psicólogos ha permitido saber más de la condición humana. El premio Nobel de Medicina (1904), el fisiólogo ruso Iván Petrovich Pavlov, observó durante sus estudios sobre el sistema digestivo un hecho: los perros con los que estaba experimentando -sus retratos se conservan en el Museo Pavlov (Riazán)- comenzaban a segregar saliva en cuanto veían a los investigadores que habitualmente les alimentaban. La salivación se producía con la presencia de cualquier estímulo que se hubiera asociado a la comida, tales como campanillas, luces, timbres. Determinó que podía ser resultado de una actividad psicológica, a la que llamó "reflejo condicionado". Esta fue la base de toda una teoría sobre la conducta para modificar el comportamiento humano. Ha sido una demostración relevante. Konrad Lorenz era un zoólogo y etólogo austriaco al que desde niño le acompañan patos, gansos y ocas. Reparó en que estos, al no encontrar a la madre al nacer, seguían a la primera figura que hallaran a su paso, si era más grande que ellos y si se movía, la seguirían para siempre. Lorenz llamó a este fenómeno "impronta" e hipotetizó que tenía un importante valor adaptativo: para sobrevivir es lo mejor que pueden hacer. La madre será la primera figura en movimiento que vean, la programación genética está orientada hacia ello.

Los filósofos, con su analítica del saber, nos han legado metáforas brillantes valiéndose de la representación de animales. Frederick Nietzsche, en su crítica de todo lo que niega la vida, para presentar al superhombre -vivir sin remordimientos-, su espíritu, y su lucha entre lo irracional y lo apolíneo, se apoya en la figura del camello y el león. El camello simboliza a los hombres mansos que se contentan con obedecer ciegamente, recibir la carga que les echen, soportar las obligaciones sociales, y hacerlo con resignación bajo una directrices y preceptos marcados. El camello se cansa y al explotar quiere ser más y se transforma en león. El león no tolera que nadie le diga lo que hacer y lo que no, ni se inclina ante nadie, liberado de las cargas morales y sociales y rechaza todos los valores tradicionales. Su poder se consuma y agota en el esfuerzo por la rebelión: pero el león tiene necesidad de transformarse en niño. El niño, con una inocencia primitiva, estará más allá del bien y del mal, y con el juego, desarrolla su capacidad de creador, para poder conquistar su mundo mediante la apasionada lucha por vivir (voluntad de poder). Sólo el niño consigue la espontaneidad de lo vivo. Está libre de prejuicios y puede crear nuevos valores. El juego de crear, decir sí a la vida, a lo que le rodea y a lo que está por llegar, libre de las miradas. El espíritu del niño quiere romper la animalidad de lo humano.

El empeño ha sido dominar la naturaleza e imitarla (biomimética): las medusas (eficiencia energética), las langostas (explorar lugares de difícil acceso), el mosquito (espía), cucarachas (buscar a desaparecidos bajos los escombros), mejillones y salamandras (sustancias adhesivas). Y no digamos lo que aportaron la perrita Laika, la oveja Dolly o el delfín Gaspar. Sería fácil concluir que nosotros no aprendemos de nosotros pero tampoco sería desafortunado afirmarlo para así, dejar de imponer una visión antropocéntrica. Menos mal que, los gallos anuncian el amanecer, y el ronroneo de mi gata todas las mañanas hace que le abra la puerta de la calle.

(*) Profesor Titular de Psiquiatría ULL

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