Días pasados mientras paseaba por la calle Sierpes en Sevilla camino del Círculo de Labradores me crucé con la actual inquilina del Palacio de San Telmo, la nueva duquesa de Montparnasse, es decir, Susana Díaz. La otrora duquesa, a la sazón hermana de Isabel II, mandaba un rato, pero nada que ver con lo que Susana hace, no sólo en Andalucía sino en el resto del reino de España; que le pregunten a Pedro Sánchez, que anda de cráneo intentando parar la que se le viene encima como no logre formar un frente popular contra la derecha para llegar a La Moncloa y de esta forma desactivar a la delfina del socialismo andalusí. El PSOE ha cosechado la mayor derrota del partido en su historia reciente y su secretario general ha viajado al país vecino por la banda izquierda para ver cómo puede reeditar el pacto a la portuguesa pero, no sé si ha caído en la cuenta de que su homónimo luso no tiene ningún problema de secesión entre sus paisanos como ocurre aquí. El PSOE no acierta de momento en su estrategia, es de esperar que lo haga en el futuro inmediato. Una mayoría progresista, ¿qué es progresista? ¿Pactar con Podemos que proclama el derecho a decidir de solo una parte de España en detrimento del resto con respecto a Cataluña? El Partido Socialista nunca, repito, nunca ha puesto en riesgo la unidad de España, es más, el socialismo es por definición antinacionalista.
Él sabe que si no retrasa hasta la primavera el congreso previsto para el mes próximo, Susana Díaz lo fagocita cual mantis religiosa que se come al macho después de cohabitar con él. Su única tabla de salvación es entrar como sea por la puerta de La Moncloa que es en definitiva el último cartucho para seguir al frente de la secretaría general de su partido.
Volviendo a Susana Díaz, ella, la nueva duquesa con mando en plaza, tiene los mimbres necesarios y el reconocimiento de buena parte de la sociedad para abanderar el relevo democrático, que tarde o temprano tendrá que suceder al frente del gobierno, y no olvidemos que ha sido el partido que más tiempo ha gobernado España desde la Constitución del 78. Lo que Susana sabe y nosotros también, es que si el PSOE pacta con otro partido que no tenga claro la unidad de España, en ese momento, le habrán dado el abrazo del oso a la socialdemocracia en España.
El pasado día 13 se constituyeron las Cortes y de momento el presidente del congreso no pertenece al partido más votado. En el Senado continúa mi buen amigo y del atleti Pío García Escudero, ya veremos qué va a ocurrir solo cinco días después que es plazo para la investidura del presidente. El siguiente paso, si no se consigue por parte de alguien formar gobierno, es la convocatoria de nuevas elecciones. Los ciudadanos van a tomar buena nota, de quién sí y quién no ha estado a la altura de hacer el esfuerzo necesario para que España sea gobernable.
A los que les va a tocar llevar las riendas de la gobernabilidad del país les diría que después de saber cuándo deberían aprovechar una oportunidad, lo más importante es saber cuándo deberían renunciar a una ventaja.
