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El último toque de 'El Pichi'

Antonio Gregorio Santana Quintana, más conocido como e El Pichi, o más bien, sólo conocido como el Pichi, dejaba ayer mustio al municipio de San Bartolomé de Tirajana al trasponer a la edad de 80 años.

Nacido en el pueblo de Tunte en el año de 1937 el Pichi es de esos personajes que dejan su impronta indeleble en el pueblo, cuya presencia imprescindible alegraba el paso de niños y mayores, como un deportista y juguetón inagotable, acaparador de varios récords, con registros en el Guinness incluidos.

Hijo del único guardia municipal de San Bartolomé de Tirajana, Juanito el guardia, cuando la localidad apenas tenía a 800 vecinos censados, llevó de por vida la máxima con la que le crió Juanito, "ser respetuoso y humilde, cumplir con la palabra dada y a luchar y trabajar por lo que creía", un lema que le llevó a convertirse en una de las personas más queridas y respetadas de todo el municipio sureño.

Y lo logró a través del fútbol, un deporte que comenzó a practicar mientras aprendía a caminar, agenciándose pelotas de trapo, y cuando no de medias, sí, con las medias que le distraía a su madre, para convertirlas en balones de fortuna, y llegando a jugar con el tiempo con los míticos Tonono y Germán, si bien nunca figuró en la plantilla de la Unión Deportiva Las Palmas simplemente, "por falta de coche y de padrino", según explicaba en una de sus numerosas entrevistas.

No por ello obtuvo menos reconocimientos. Con un currículum donde no aparece ni una sola expulsión de un campo de fútbol, militó en prácticamente todos los clubes del sur grancanario e incluso en el San Nicolás de Las Palmas -cuando por fin logró transporte-, comenzando por Tunte y pasando por Fataga, Agüimes, Ingenio, Vecindario, Santa Lucía y El Tablero y el citado San Nicolás.

A muchos de esos encuentros al inicio de su carrera deportiva se desplazaba a pie, y también con el pie logró uno de sus afamados récords, al conseguir 2.400 toques de balón que le parecieron pocos, ya que en 1992 logró otros 3.820 toques, según acta notarial, en menos de media hora. Un mérito doble si se atiende a que dos años antes fue registrado en el Libro Guinness de los Records como el jugador de fútbol más longevo del mundo.

Y aún hay más, porque en 1988, con 53 años, se convirtió en el jugador decano de fútbol de España, estando aún federado y, a los 56, en ese mismo año de los 3.820 toques de balón aún mantenía ficha con el Club de Santiago de Tunte, de Primera Regional, llegando a jugar incluso con uno de cinco hijos en el C.F. de Fataga.

En el pleno corporativo del 30 de diciembre de 1988, el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana le concede la medalla del municipio y, se efectúa la entrega solemne en la jornada de la final del 6o Torneo Internacional de Fútbol de Maspalomas, en enero de 1989, haciendo el saque de honor del partido.

Pero el Pichi tampoco entendía el juego confinado a las dimensiones de un campo. Todo el planeta, a su entender, era cancha donde dar rienda suelta a su virtuosismo.

Así es como, fiel a su filosofía de vida, dedicó por entero su jubilación a alegrar el rostro y el alma de la gente mediante su increíble y extraordinaria destreza con los juegos del trompo, el aro, los coches de verguillas, el teje, los pitos y flautas de caña e, incluso, los malabarismos con cualquier pelota o balón de fútbol. Y hasta hace escasos meses constituía un personaje en toda regla entre la chiquillería con sus exhibiciones y lecciones sobre juegos tradicionales, sobre todo con el trompo, una afición que le llevó a coleccionar un millar de ellos y a ejecutar virguerías imposibles, aunque también era realmente espectacular verlo a su edad con el aro y el gancho corriendo entre turistas.

Su falta se hará notar, y mucho, en las fiestas y citas importantes donde se presentaba con su balón, su trompo y muchísimos artilugios de juegos tradicionales. Y también en las zonas turísticas, donde se mezclaba con los visitantes en los mercadillos de San Fernando, o en lugares de tránsito como Meloneras, Costa Canaria, en Playa del Inglés o el Centro Comercial Anexo II, entre otros muchos, dando sustancia a los versos que le dedicó Francisco Tarajano a su figura: "De niño jugaba en Tunte, de viejo juega en Fataga, viejo niño jubiloso, chuta y corre como bala".

Por otro lado, también el alcalde de San Bartolomé de Tirajana, Marco Aurelio Pérez, le dedicaba ayer unas palabras, asegurando que su figura "quedará en la memoria colectiva de los vecinos de todo el municipio grabada para siempre por su deslumbrante humanidad y su desbordante generosidad y eterna alegría. Nunca agradeceremos por completo", sentencia, "su perenne altruismo social y la entrega y disposición permanentes que siempre mostró para hacernos felices a todos, sobre todo a los más niños".

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