Peter Lim quiere comprar el sentiment perdido. Lim adquirió el Valencia, en una venta a plazos, consentida por el valencianismo económico y social, impuso sus medidas acompañado por el nefasto Jorge Mendes, aceptó que el equipo lo guiase Nuno Espíritu Impuro y ante lo que se venía nombró a Gary Neville, socio suyo y entrenador sin experiencia. En los toros se suele acompañar la presencia del diestro con aquello de nuevo en esta plaza. Lo malo de Neville está en que es nuevo en todas las plazas y de ahí sus decisiones incomprensibles o al menos inesperadas como ocurrió contra el Rayo.
El Valencia está regido por dirigentes que sólo hablan inglés y esta lengua es la que se ha impuesto en el vestuario. Parece claro que el entrenador no entiende a los futbolistas y viceversa. Lim, que ve el panorama desde Singapur, comprendió hace unos días que había que tomar medidas con el fin de que el club no fuera sólo cosa de extranjeros. Cuando el chiste de cuentos chinos ya campaba por las gradas de Mestalla, Lim se sacó de la manga una medida diplomática con la que pretende acercarse al pueblo mestallero.
La primera decisión ha sido contratar a Suso García Pitarch, director deportivo, cargo que ya ejerció. Con ello, además de acallar a quienes echaban en falta un hombre de la casa para que la plantilla no fuera solamente cosa de Mendes, aporta un nombre valenciano. Junto a la presidenta siempre está Juan Sol que, aunque nacido en Hernani, es un valenciano más como lo fueron otros vascos como Mundo, Iturraspe, Juan Ramón y Eizaguirre hasta sus fallecimientos.
Con ellos puede hombrearse a Pasieguito, descubridor de Sol y el mejor secretario técnico que ha tenido el club. A García Pitarch convendría recordarle que Pasieguito, además de examinar las condiciones deportivas del jugador a fichar estudiaba sus condiciones humanas y sólo si juntaba ambos valores recomendaba la contratación.
Lim no se ha conformado con Suso. Ha colocado junto a los hermanos Neville a Angulo, hombre de la casa. La decisión más política y populista del dueño del Valencia ha sido tratar de poner en la imagen del valencianismo al ex presidente Jaume Ortí, que tuvo cierto gancho con la grada. Se ha dejado ganar por un lugar en el palco directivo. Suso, Sol, Angulo y Ortí conforman un cuadro que aporta valencianismo a un club que perdió su identidad el día que renunció al sentiment y se ciscó en el Bar Torino, Algirós, Mestalla y Puchades.
Posdata. Neville eliminó a Jaume y Alcácer contra el Rayo. Sólo hubo un valenciano al comienzo: Pablo Hernández.
