Querido amigo, tras el éxito de Podemos, ya en las próximas elecciones se van a poner de moda las siglas y los nombres con algún significado añadido, así las feministas podrían patentar "Chicas con hijos independientes: CHI.C.H.I." y los chicos se reunirían bajo el "Partido independiente de chicos asociados: el P.I.CH.A.". Los machista podrían reafirmarse con algo más directo y contundente como, por ejemplo, "Partido de hombres y asociadas: P.HO.Y.A"
En Cataluña lo tendrán más fácil si, como parece, todos van a estar bajo la sombra de Artur Mas: "La CUP y Mas", "Ciudadanos y Mas", "Podemos y Mas", "Los últimos y Mas"... Por su parte en Galicia va a tener mucho empuje la coalición de "Podemos con la marea".
Aquí en Canarias también deberíamos reunirnos en un gran partido donde cada uno formara parte del Archipiélago. Podría llamarse, por ejemplo: "Todos reunidos por el Archipiélago canario: T.R.A.CA."
Claro que luego vendrán algunos con ganas de cachondeo, como en Andalucía, que los homofóbicos ya han creado el "Partido de Mariquitas y Marimachos: PA.MA.MAR."
Pero la cuestión es que, con el fin del bipartidismo y de las mayorías absolutas, vamos a tener elecciones cada dos por tres. Habrá que ir preparándose entonces, Gregorio, porque entre la cartelería, las campañas de publicidad, las agencias de diseño y toda esa parafernalia que mueve la política, esto puede ser el negocio del siglo.
A mí se me ocurre que se podrían potenciar los partidos por su color representativo, como ha hecho Podemos con las camisetas moradas. Se podrían vender miles de camisetas amarillas en Canarias. Tendríamos que patentar "Camisetas Canarias Amarillas: Cacamarilla, S.A."
Tú dirás, Gregorio, que me estoy tomando todo esto a cachondeo pero, ¿cómo me lo puedo tomar para no perder los nervios? En los medios nacionales solo se habla del desastre económico, los desmanes de la política o las desvergüenzas de los realities.
Si las sucesivas edades en la evolución de la historia se conocen como edad antigua, media, moderna y contemporánea, puede que estemos volviendo a la época previa a la Revolución francesa, o que estemos pasando directamente de la edad contemporánea a la esperpéntica.
El otro día vi en una de las terrazas de la Avenida Mesa y López a una chica dándole el pecho a su bebé. Me pareció algo muy natural pero, al mismo tiempo, el pecho desnudo de aquella muchacha sentada a un metro escaso de la mesa donde yo me tomaba el aperitivo, encendió inevitablemente algo más que mis ojos. ¿Dónde empieza y acaba lo que podemos hacer en público? Por supuesto que, como hombre, estoy encantado de rodearme de señoras que enseñen el pecho y, por qué no, también algo más, ¿acaso no es natural bajarse las bragas y orinar?
No todo vale, Gregorio y, cuando se pierden ciertas formas, por mucho que se apele a la libertad todo se embadurna... como en el caso de algunas "siglas con encanto".
Un abrazo, amigo, y hasta el martes que viene.
