La manipulación de productos capaces de generar polvos orgánicos pueden , potencialmente, desarrollar alergias respiratorias, sobre todo si las condiciones atmosféricas de humedad, viento y dirección del viento las propician.

A este respecto tenemos experiencia histórica en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Allá por los años sesenta-setenta, era constatable en esta ciudad la existencia de periodos de brusco incremento de crisis de asma en muchos pacientes, en determinadas temporadas ; en Canarias, la alergia a ácaros del polvo domestico es habitual, y siempre se producen crisis de asma en los pacientes alérgicos a los mismos, pero estamos hablando de llamativas "epidemias de asma" sin causa determinada.

Don Domingo Ponce Arencibia es ampliamente conocido por la población de la isla , que lo asocia a su popular condición de presidente que fue de nuestra querida Unión Deportiva Las Palmas . Pero Domingo Ponce era, ante todo, un extraordinario médico, con una capacidad de relación humana con sus pacientes fuera de lo común, y era además, uno de los iniciadores de los estudios de alergia en Canarias. Listo e intuitivo, pese a los escasos medios de investigación disponibles en la época, intuyó el posible origen de la "epidemia", y descubrió, mediante pruebas alérgicas a los pacientes, que la causa era el polvo de cereal procedente del silo del Puerto. Cuando llegaban a los barcos a descargar el cereal a granel y coincidía con nuestro habitual régimen de vientos alisios, la invisible nube de polvillo de cereal invadía la ciudad y producía las crisis de asma en los pacientes sensibilizados por las repetidas descargas anteriores.

El problema se resolvió con la utilización de tubos herméticos de extracción de cereales.

Mayor gravedad y repercusión mediática tuvo, en la década de los ochenta, lo ocurrido en Barcelona. Allí se comenzaron a ver epidemias graves de ingresos hospitalarios por crisis de asma. Hasta 26 episodios se describieron entre los años 1981-87, con 1.550 pacientes hospitalizados y diez fallecimientos. Tras arduas investigaciones, al fin se llegó a la conclusión de que tales cuadros coincidían con la descarga de harina de soja en el puerto barcelonés. La repercusión científica de esta patología motivó que incluso una revista del prestigio del Lancet británico publicara un artículo al respecto.

En relación con esto, hay que andar con pies de plomo en lo que respecta a la manipulación de productos orgánicos en nuestro Puerto de la Luz , que está donde está, al NE de la ciudad , y sujeto a nuestro régimen de vientos alisios, nuestros benditos alisios, esencia de nuestra tierra, pero que nos pueden jugar una mala pasada si en su trayectoria interponemos, de forma irresponsable, produc- tos nocivos que este viento benéfico puede dispersar sobre nuestra ciudad.