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Opinión

90 años del 'Plus Ultra' en la ciudad

Hace 15 años las terrazas del Náutico estaban repletas de socios, invitados y autoridades para ver llegar y amerizar en las aguas de la bahía a un hidroavión Canadair CL-215T, turbohélice, perteneciente al 43 Grupo de Fuerzas Aéreas, que finalizaría en Las Palmas su primera etapa, emulando la ruta del Plus Ultra a Buenos Aires... Con cierta emoción, rememorando aquella hazaña, asistí a un espectacular recibimiento que conmemoraba el 75 aniversario de aquel inolvidable vuelo que aunaba Europa y América, a través del Atlántico y actuando Gran Canaria como lanzadera, reflejando su clara vocación aeronáutica.

Ayer se cumplió el 90 aniversario de uno de los vuelos más importantes que nuestra aviación ha llevado a cabo. Desde luego, para España y su aeronáutica, supuso el impulso que necesitaban para codearse con los más adelantados de la aviación de la época.

Hace algunos años escribía que, posiblemente, la vocación de los isleños por las cosas del aire, esté influenciada por el mar que nos rodea y el cielo que nos cubre... De ahí, que aquella primera vez que algo voló sobre la ciudad (Guanarteme, 1913) y la gente vio su desplazamiento sostenido, consideró que en eso estaba su esperanza, su futuro, su progreso... en las cosas del aire.

Después llegarían otros vuelos, uno de ellos el que marcaría nuestro lanzamiento aeronáutico: la llegada a Gando, en 1924, de los Breguel XIV, aviones militares que, por primera vez, tomaron tierra en el entonces denominado páramo de Gando. Nuestra aviación había comenzado... Sin embargo, el vuelo que nos señalaría, indeleblemente, fue el del Plus Ultra, un hidroavión Dornier Do J. Wal de dos motores de 450CV que llevaba: un sextante de burbuja para la navegación astronómica, un medidor de deriva, ¡dos brújulas!, un equipo de radio y radiogoniómetro... Así pretendían llegar ¡y llegaron! Tras recorrer 10.270 kilómetros en casi 60 horas de vuelo. En la actualidad, los aviones están protegidos al máximo, a través de pasillos aéreos y de profesionales del control aéreo, en cada instante y los propios aviones disponen de un gran panel de diminutos y exactos aparatos, relojes y artilugios de la más avanzada tecnología que convierte el vuelo en algo natural, seguro y rápido.

En mi libro Alas Protectoras. Historia de la Aviación Militar en Canarias (Rseapgc-GC-2010), reflejo, referido, naturalmente, al Plus Ultra:

"No se puede olvidar un matiz, en su expresión espiritual, que habría definido el vuelo en su significación sentimental, me refiero al sentido de hermanamiento entre las dos orillas, al sentido del no olvido, a la evocación de la presencia española en el continente que se llamó Nuevo. En definitiva, el Plus Ultra, asumió la misión de los grandes exploradores, la del estudio de una nueva ruta, la aérea, y a estos objetivos habría que añadir significados profundos que su estela dejó marcados para la historia.

Fue también el vuelo romántico, el que se hace con el corazón; el vuelo deportivo, el que se concibe sin esperar nada a cambio; el vuelo militar, el que se origina por un deber patriótico y el vuelo de la disciplina, el que se emprende con el cerebro y la voluntad. Todo ello se podría sintetizar en una frase: un sentimiento profundo, esto era el vuelo del Atlántico Sur en los albores de la Aviación".

El viaje finalizó en Buenos Aires el 10 de febrero, tras realizar las siguientes etapas: Palos de la Frontera-Las Palmas-Porto Praia (isla de Cabo Verde)-isla de Fernando Noronha-Pernambuco-Río de Janeiro-Montevideo (no programada)-Buenos Aires.

Nuestro recuerdo hará inmortales a los héroes: Ramón Franco Bahamonde, Julio Ruiz de Alda, Juan Manuel Durán González, Pablo Rada Ustarroz y Leopoldo Alonso.

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