Lo de una hora menos en Canarias es inexacto. Inexacto porque el reloj del Archipiélago está parado desde hace demasiado tiempo. El minutero avanza y, sin embargo, las Islas siguen ancladas en el pasado. Su entramado legislativo es tan denso que las manijas de la inversión se oxidan en la mayoría de los casos. Los proyectos se arrinconan y muchos acaban en el cajón del olvido o perdidos en pleitos judiciales. La cifra de inversiones truncadas y la riqueza y el empleo que hubiese generado son lo de más. La maraña legislativa, la cosa administrativa e incluso las zancadillas de los rivales (dulce competencia) lastran el desarrollo de las grandes inversiones. Oportunidades que son como los trenes: o los coges o te pasan por encima. Algo que a la postre penaliza la creación de puestos de trabajo, que es lo que importa. Sin bienestar no se avanza. El Gobierno de Canarias, dirigido por el señor Fernando Clavijo Batlle, conoce esta perorata de memoria y quiere cambiarle la sintonía o eso parece. De momento, ha adelantado que el borrador de la nueva Ley del Suelo quiere ser el certero impulsor del desarrollo socioeconómico que tanto anhela Canarias. El presidente regional, a simple vista con un perfil más ejecutivo y efectista que su antecesor, promete incluir en la confección de esta cardinal normativa a constructores y al sector turístico. Una ley que lo primero que debe hacer es cargarse de un plumazo la moratoria salvaje que estranguló las inversiones. Esto supone que dará vía libre para la construcción en aquellos suelos calificados de urbanos, pero con unos criterios de calidad y eficiencias añadidos. No obstante, los empresarios, que son los que al final ponen la pasta y arriesgan, deben estar muy atentos y apretarle las clavijas a Clavijo, que aún no ha deshojado del todo la esencia de esta ley. No hay que fiarse ni bajar la guardia. Los agentes económicos velarán (hay demasiado en juego) para que las tiernas palabras del responsable del Gobierno pasen con celeridad a los hechos y el reloj del desarrollo deje de marcar para siempre una hora menos en Canarias.