Volvemos a las andadas. Nos las prometíamos muy felices con el fin de Los juegos del hambre y Crepúsculo pero a la amenaza de Divergente y El corredor del laberinto suma otra aún peor: La quinta ola. En este caso hay tanta prisa por meter mano en la taquilla que incluso se rueda la primera entrega antes de que la trilogía literaria (con perdón) esté terminada. Y el resultado es algo así como un pescado a medio cocinar que se sirve antes de tiempo en las mesas, una película de guión torpe y realización mediocre, con intérpretes obligados a recitar diálogos de besugos. En fin, otro escenario apocalíptico, otra adolescente destinada a salvar al mundo y, en este caso, unos extraterrestres como grandes enemigos a los que combatir. Mucho efecto digital. Emoción: cero.