La Provincia - Diario de Las Palmas

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Martín Alonso

Un país bloqueado

Pablo Iglesias se convirtió ayer por la mañana en el primer aspirante a vicepresidente de gobierno de la historia que nombra ante el Rey al presidente y a medio ejecutivo. Mariano Rajoy, por la tarde, al comunicarle al Monarca que aún no cuenta con los apoyos suficientes, dio un paso atrás: queda la duda de si para coger carrera mediante la estrategia de dejar la pelota en el alero del candidato socialista o si se trata de simple resignación. El futuro más inmediato nos hará salir de esa duda. De momento nos enfrentamos a una paradoja que por su pintoresquismo podría dar la vuelta el mundo. Es la siguiente: el candidato cuyo partido cuenta con menos de 69 escaños se ve en condiciones de decidir el futuro del país y no tiene ningún inconveniente en mostrarlo y mostrarse como un auténtico barbián. El que ha ganado las elecciones y dispone de doble respaldo en la Cámara no puede, en cambio, ni siquiera intentarlo. ¿Tiene todo esto algo que ver con la lógica democrática? No, pero funciona así.

De cualquier modo, Pedro Sánchez va a tener que dilucidar en los próximos días la papeleta de su vida y si finalmente puede ser investido presidente por Pablo Iglesias, que es al parecer quien se ha puesto al mando de la operación. Si la suma de los apoyos, incluida la aceptación del referéndum secesionsista que exigen los nacionalistas vascos, se traduce en una investidura o en un imposible. Se mire por donde se mire, el asunto es un despropósito de grandes magnitudes pero hace falta que lo vea el propio Pedro, y Pedro sólo aspira a ser presidente de cualquier gobierno que le imponga Iglesias.

Al Rey le han regalado una temporada más de la intrigante serie Juego de Tronos. Esta vez en versión nacional.

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