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Cartas a Gregorio

Manuel Ojeda

Un gobierno a jornada completa

Querido amigo, las mayorías no deberían suponer un cheque en blanco para ningún gobierno. Sin embargo, gobernar en minoría obliga a un debate permanente y eso es difícil además de laborioso.

En un parloteo con mi amigo Luis Meca, buen conversador con el que mantengo una cordial relación de desacuerdo permanente, se preguntaba él cómo es que Pedro Sánchez, el obstinado aspirante del PSOE a La Moncloa, no cambia de criterio y apuesta por gobernar desde la oposición si, como afirma, cuenta con una mayoría reformista en el Congreso.

Como dice Luis: "No se necesita de la Presidencia del Gobierno para reformar la Ley de Educación, modificar la Ley del Aborto, anular la llamada Ley Mordaza o hacer una modificación de la reforma laboral. Todo se puede hacer desde la oposición porque precisamente de eso se trata, de la separación de poderes, un Congreso que legisle sin que importe el signo político de la Presidencia..."

Pero nuestros políticos prefieren gobernar por decreto ley, algo muy poco democrático que les permite, sobre todo, no estar sometidos a un trabajo a jornada completa.

Lo que no es de recibo es que un presidente de Gobierno aparezca de higos a brevas y no diga nada, como ha sido la constante del presidente Mariano Rajoy en estos últimos cuatro años.

Si, como parece, nadie va a ponerse de acuerdo para formar una mayoría suficiente, habrá que convocar nuevas elecciones, pero no se sabe lo que va a salir de ese parto... y nosotros tampoco sabemos si vamos a ser conservadores, socialistas, comunistas o republicanos.

Es como aquel irlandés que, después de apurar un par de pintas de cerveza, decía: "Mi hija está embarazada pero todavía no sabe si va a ser niño o niña, así que no sé si voy a ser abuelo o abuela..."

Si el señor Rajoy decide dar un paso al lado -ahora más conocido como "paso a la catalana"- cambiaría algo el escenario aunque, a su edad, puede que le pase como a mi amigo Paco Artiles, que se encontró con un escalón de medio metro y casi se rompe la crisma.

Otra cosa sería si antes se pudiera cambiar la ley electoral para que el voto de todo el mundo tuviera el mismo valor, así se acabaría con el mercadeo y la compraventa de políticos de las comunidades pequeñas donde el voto vale tropecientas veces más que en las otras, lo mismo que hace Coalición Canalla para quedarse con el voto de todas las islas menos una, y que la víctima siga siendo la isla canariona.

Mientras tanto se siguen haciendo apuestas y esto se pone más interesante que un derbi. Los comentaristas incondicionales al poder establecido de la televisión pública, se inventan cualquier martingala para intentar excluir a Podemos de las quinielas, pero parece que lo tienen bastante complicado, por lo que ya se deben estar buscando la vida en otras cadenas con más juego para culichichis.

Esto de ser profesional de la política se tiene que acabar, Gregorio, y el que quiera gobernar tendrá que trabajar a jornada completa.

Un abrazo, amigo, y hasta el martes que viene.

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