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Al azar

El bebé de Bescansa corrió más riesgos

El ejemplo disolvente de Podemos ha envenenado a los sectores más intachables del país, y esto no ha hecho sino empezar. La reprobable estampa de la diputada Carolina Bescansa, exhibiendo a su bebé en el Congreso con fondos públicos, ha conllevado el inevitable efecto contagio de que Fran Rivera haya toreado a otro mamífero con su hija en brazos. Se necesita un nuevo paso al frente. La ferviente comunidad taurómaca aplaudiría a los diestros con más vigor, si lidiaran a los astados con un becerro en brazos.

Rivera no ha confirmado si el gesto de personarse en el lugar de trabajo con la bebé conlleva su inminente fichaje por Podemos. Para un observador imparcial, corrió muchos más riesgos el hijo de Bescansa en el Congreso que la hija del torero en la capea. El recinto donde han toreado Jaume Matas o Rodrigo Rato debe conservar miasmas desaconsejables a cualquier edad.

Además, el bebé de Bescansa pudo verse envuelto en una macrorredada contra dirigentes corruptos del PP, por no hablar del lenguaje inapropiado que se prodiga en la cámara. Pese a esta evidencia comparativa, ni la fiscalía ni la Oficina de Defensa del Menor se han movilizado para actuar contra la parlamentaria. A cambio, han expedientado al diestro. Se confirma así el ingreso de Podemos en la casta, y que los nuevos modos venezolanos se han adueñado de la Administración.

Quienes han podido pagarse una infancia tendrán que reconocer que es una edad muy sobrevalorada. Amén de sobreprotegida. Sorprende sin embargo contemplar a taurófilos que huirían despavoridos ante una vaquilla, y que garantizan en cambio que la criatura de Rivera no estuvo en peligro. El único argumento en favor de esta tesis es que lo toros han mostrado tradicionalmente más sensatez que los toreros.

La aproximación de Fran Rivera a Podemos servirá también de orientación para los indiferentes a la carnicería de toros bravos, a quienes a menudo les costaba distinguir a los antagonistas por su comportamiento en la plaza. Se han aclarado las posiciones, el torero es el que lleva un niño en brazos.

Por increíble que parezca ante su actual aspecto desvalido, los hijos de Bescansa y del torero de Podemos alcanzarán sin mayores sobresaltos el envidiable estado adulto. Fogueada desde su más tierna infancia frente a bestias y frente a toros, la nueva generación superará las banalidades de país menguado, y ofrecerá días de gloria a sus compatriotas. Una niña que ha estado en brazos de Fran Rivera, puede con todo.

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