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Frontera sur

Marruecos 2016: Benki, el PAM y el esperpento catalán

Por estos lares magrebíes sigue sin llover y, como bien saben en Rabat, "Gobernar en Marruecos es llover". Los pantanos orean al sol sus secos limos y en miles de aduares, condenados en pleno siglo XXI a coger el cántaro e ir a la fuente, se reza a Dios (o Alláh que es lo mismo) para que el agua fluya en los manantiales y salve la condenada cosecha. Y es que todavía un 50% de la población marroquí vive (y sobrevive) en grandes comarcas rurales, alejadas muchas de ellas del digamos Marruecos útil. De continuar la pertinaz sequía veremos cómo se traduce en el coste del pan (agrum en bereber), mientras el siempre echado "p'alante" jefe de Gobierno, el islamista real Abdelilah Benkirán, persiste en su política de echar cerrojo a la Caja de Compensación suprimiendo la subvención de productos populares, como la harina, el azúcar, la bombona de gas o la gasolina, ¡ya veremos en qué acaba la cosa! Por lo demás Benki, entiendo que tengo confianza para llamarle así, después de explicar que los antidisturbios (Policía y Fuerzas Auxiliares) "tienen que hacer su trabajo", explica a su modo la brutal carga porra en mano del pasado 7 de enero en Inezgane, durante la que uno de los pacíficos manifestantes aspirantes al profesorado moría literalmente a palos. Benki echa ahora balones fuera y descarga las responsabilidades en los hombros de su ministro del Interior, el harakí (Movimiento Popular, MP) Mohamed Hassad, quien invoca la sacrosanta paz y orden... y el visto bueno del presidente del Ejecutivo, Benki. Claro que esta carga policial sin miramientos parece enraizada en la política securitaria que llamaría doctrina Daoudi, pues no en vano fue Lahcen Daoudi (PJD), ministro de Educación, quien poco antes del pasado verano advertía muy serio a los diplomados en paro que dejaran de dar la coña y manifestarse ante el Parlamento en Rabat, "pues ahí solo les espera la matraca" (sic, la porra).

Por lo demás y cara a las próximas elecciones generales previstas, se supone, para el próximo septiembre, ya han empezado los movimientos. Les adelanto al menos tres, dos del PJD y uno del PAM (Partido de la Autenticidad y Modernidad). Los islamistas parlamentarios del PJD, que siguen como favoritos en la carrera electoral, lanzaban estos días los tejos a su anterior enemigo Chabat, patrón del veterano Istiqlal (Independencia), a fin de conformar con este y los acólitos del PPS (Partido Popular Socialista, ex comunistas) un futuro gobierno. En el frente interno, como se vio durante la última reunión del Consejo Nacional el 9 y 10 de enero en Salé, hay cierta crispación: si desde Tetuán las aguas agitadas por el ciclón Amim Boujoubza parecen calmadas (claro que la resaca deja su curso), está en liza la dirección del partido de la Lámpara, pues según sus estatutos a priori un secretario general solo puede estar al frente de mismo durante dos mandatos, concluyendo el segundo este año, por lo que se esperaba que en julio y ante el VIII Congreso, Abdelilah Benkirán debería poner a disposición su cargo. Claro que también, doctrina Benki (Benkirán), de ganar otra vez las elecciones el PJD, la jefatura del Gobierno deberá recaer en el secretario general. Capcioso problema, ¿qué se hace entonces? Solo caben dos opciones: o prologar el mandato para que, cuando se celebren las elecciones, Benkirán siga siendo secretario general, o alterar los estatutos (lo que algunas de mis fuentes ya han calificado de golpe de mano) para que el buen Benki prorrogue su cargo en un tercer mandato. ¿Qué pasará finalmente...? Mi sincera opinión es que, al final, lo que sea será con luz verde e impulso soberano.

En cuanto al PAM, celebra próximamente en Bouznika su tercer congreso a mi juicio de talante reconstituyente, sin duda de suma importancia y sobre el que les escribiré estos días. Les adelanto cuatro detalles: primero que el responsable de organización, Mohamed Cheikh Biadillah, asegura que "El PAM será el primer partido de Marruecos"; segundo, que el actual presidente de su Consejo Nacional, Hakim Benchamach, no presentará su candidatura; tercero, la existencia de un soterrado sector empeñado en frenar la influencia del "clan rifeño" (sic): rifeños son, sin ir más lejos, cualificados dirigentes como Ilyas El Omari (actual presidente del Consejo Regional Tánger-Tetuán-Alhucemas), en Tetuán la concejala Amina Bourjila y en Mekinés el profesor Abdeslám Boutayeb; en último lugar, la apuesta por la socialdemocracia.

Y de telón de fondo, las siempre espesas relaciones bilaterales con España. Ignoro detalles, estoy en Tetuán y no tengo fuentes a mano sobre el reciente rifirrafe del pasado miércoles 13 en el paso fronterizo de El Tarajal, en el que un buen número de agentes marroquíes arrebató de las manos de una pareja de policías a una insolente porteadora detenida tras haber insultado y agredido a la agente española. Ya me enteraré de los detalles, porque en este caso pudiera haber más lo que parece. Y desde luego también quiero esperar a ver la reacción oficial española, si es que la hay, o se apuesta una vez más por la tradicional y muy diplomática bajada de pantalones. Sí, las relaciones hispanomarroquíes van viento en popa, faltaría más, hay intereses (y amenazas) comunes, pero también les digo que eso no es eterno y, desde poco antes del verano, me atrevería a escribir que está empezando a cambiar el viento. Ya lo irán percibiendo y una buena prueba de laboratorio la tenemos ahora mismo con el esperpento catalán, que está alcanzando su cenit con la complacencia del soberbio y ambicioso Pedro Sánchez, que está llevando al PSOE al despeñadero y la torpe inacción del acomplejado Tancredo (Mariano) Rajoy, tal para cual, la ruina al PP. Los únicos que aquí, prácticamente pulida UPyD, están dando la cara y fajándose con elegancia, coherencia y convicción son Alberto Rivera y los suyos de C´s (Ciudadanos). ¿Y en Marruecos...? Pues a verlas venir y ya veremos... Verán, en el antiguo Condado de Cataluña (Reino fue Aragón, Cataluña nunca fue en la fecunda historia de España ni nación ni independiente) está afincada una de los comunidades más numerosas, junto a Levante y Madrid, de marroquíes emigrados a España, conformando además uno de los núcleos de extremismo religioso e islamismo más duros de Europa. Sí puedo asegurar que desde Rabat se sigue la deriva catalanista con gran atención y ello por dos motivos: primero, como eventual baza de negociación con España, es decir, la política oficial marroquí es que los suyos no voten independentismo; y en segundo lugar, íntimamente relacionado con el primero, son los brotes disidentes que pudieran surgir en el Rif, al calor de la experiencia catalanista y animados por rifeños (muchos con doble nacionalidad) allí censados. En este sentido, la última edición del semanario L'Observateur, editado en Casablanca (nº 337, del 15 al 21 de enero), no tiene desperdicio.

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