La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Reflexión

Reforma o ruptura: ¿Podemos?

Si España no fuera el país que es, yo diría que los españoles sí podemos. El país se encuentra en un momento de gran incertidumbre política, justo cuando estamos iniciando una delicada recuperación económica que precisa cuidados y apuntalamiento, y justo cuando se necesita una regeneración del cuerpo político, acompañada de reformas legales e institucionales. Así lo ve todo el mundo, desde los analistas políticos fuera y dentro de nuestras fronteras, hasta el ciudadano de la calle. Los únicos que no lo ven, o hacen que no lo ven, ya que se esfuerzan en colocarse personalmente y en repartirse los sillones, son los líderes políticos, incluidos los que han emergido recientemente para, supuestamente, sanear tal situación.

Las elecciones del pasado 20D han dejado al país totalmente dividido. Cuando interpreto esta división, no me refiero al empate entre izquierda y derecha y la dificultad de formar un gobierno estable. Me refiero a una división mucho más profunda: el país se ha dividido entre una gran masa prosistema frente a importantes grupos antisistema. En el fondo se trata de la vieja, y muy española, dialéctica entre reforma y ruptura. Acuérdense los mayores de la discusión que hubo en este país entre reforma y ruptura, en la transición del franquismo a la democracia, momentos, sin duda, infinitamente más difíciles que los actuales.

Pues en eso estamos de nuevo. Si España fuera un país democráticamente más maduro y, sobre todo, éticamente mucho más sólido, yo diría que sí, que sí podemos: podemos salir adelante con un gobierno presidido por Albert Rivera, asistido por dos vicepresidencias, en las personas de Soraya Sáenz de Santamaría y Susana Díaz. Un gran pacto entre Ciudadanos, Partido Popular y Partido Socialista.

Me explico. Vamos a los sacrificios personales: aún cuando representa al tercer partido de dicha coalición, Albert Rivera y su grupo aportarían la neutralidad y el equilibrio para que ni a PP ni a PSOE les entre nunca un "ataque de celos". La sustitución de Mariano Rajoy por Soraya Sáenz de Santamaría y de Pedro Sánchez por Susana Díaz, respectivamente, sería el castigo a su propio narcisismo político, y demostración clara y novedosa de que la nueva clase política se preocupa por el país y sus ciudadanos antes que de sus propios intereses personales y sus poltronas.

Ahora vamos a las grandes posibilidades que dicha coalición de gobierno podría aportar al país.

Un gran pacto de gobernabilidad de los tres partidos constitucionalistas y prosistema, Ciudadanos, PP y PSOE, contaría con mayoría cualificada suficiente para reformar la Constitución en la línea de reforma, sin rupturas. Dicha reforma y actualización constitucional tendría apoyos suficientes para ser profunda, contundente y duradera, y debería y podría abordar con visión de futuro el problema nacionalista.

Dicho gobierno amplio contaría igualmente con la posibilidad de aplicar una reforma de la educación, duradera y eficiente. Lo mismo podría abordarse en cuanto a reforma de la legislación electoral y, absolutamente necesario, en lo referente a la independencia efectiva del poder judicial.

En el día a día, Ciudadanos deberá ocuparse de añadir a la nueva política todos los ingredientes de regeneración y tutelar la ética del gobierno y la administración, y controlar, y castigar, cualquier atisbo de corrupción, generando el marco legal de tal regeneración.

Al PP le tocaría aportar políticas de crecimiento económico, fomento de la competitividad y de la eficiencia del país, mientras que, en contrapeso, el PSOE habría de aportar las fórmulas de reparto de aquel crecimiento de una forma más social, justa y de cuidado de los más necesitados.

Se ha hablado de una nueva transición. Esta fórmula que proponemos aporta el camino de la reforma frente a la ruptura, para alcanzar esa nueva transición. Al fin y al cabo, también Adolfo Suárez parecía un novato en su momento, y su proyecto se veía como casi imposible. Sin embargo, entonces pudimos, y ahora también podemos.

Compartir el artículo

stats