Más allá de las hilarantes anécdotas que el protagonista va generando, la novela de John Kennedy Toole ganadora del Pulitzer (1981), trasciende hasta convertirse, en su trasfondo, en un despiadado retrato del género humano y sus miserias, dotado de un realismo extremo. Realizando un paralelismo con la situación actual, ¿han visto algún atisbo de que alguien explique el programa a discutir para formar un gobierno? Llevamos más de un mes desde las elecciones y los políticos sólo se han limitado a discutir en los platós de lo divino y lo humano. La constitución del setenta y ocho, única en la historia de España que ha sido votada y no impuesta, pues ahora parece que sobra y que hay que cargársela. El espectáculo al que hemos asistido la pasada semana y que seguimos asistiendo por parte de Podemos que, antes de que Sánchez le diese tiempo de salir de su cita con el Rey, ya le había montado un gobierno con ministros incluidos. Menuda rapidez tuvieron los de Podemos para consultar a sus círculos en toda España para plantear primero y decidir después las líneas maestras del susodicho acuerdo. ¿De verdad lo hicieron?. Días pasado le oí criticar a mi buen amigo Eligio Hernández la falta de altura en los políticos actuales a la hora de defender sus distintos planteamientos, tal y como en su día lo hicieron Ortega y Gasset y Manuel Azaña, con respecto al tan traído y llevado asunto del secesionismo catalán.
Es del todo imposible que el PSOE, partido que siempre antepuso los intereses de España a los suyos propios, acepte o llegue a cualquier acuerdo con aquellos que quieren cargarse las instituciones desde dentro, no es baladí que días pasado dijeran, al llegar ellos al congreso que "¡por fin ha llegado la representación del pueblo a las instituciones!" ¿Es que los demás no representan a nadie? Lo mejor que le puede pasar es que algunos de los líderes en liza den un paso atrás y dejen el camino libre a nuevos pactos a la europea entre varios actores, por cierto, inéditos en nuestra democracia hasta el momento. El partido más débil de los cuatro de este Apocalipsis es Albert Rivera pero también es el que ha demostrado más flexibilidad y sentido de Estado, será la clave, el punto de encuentro, si no llegamos a otras elecciones, entre la derecha y la izquierda. El PP después de que purgue durante un tiempo la condescendencia y permisividad con el vendaval de corruptos que, se diga lo que se diga, es lo que se lo ha llevado por delante, estará en disposición de que salga a flote todo lo positivo que se han hecho. ¿Alguien pone en duda que el resultado electoral se debe a esto? De qué iban a tener el predicamento que han tenido los populismos si no llega a ser precisamente por esto. Por otro lado, cuanto más tiempo pase más a favor de la tesis de Rajoy de que el PIB seguirá mejorando los números del legado del partido popular. Al final, se diga lo que se diga, si se aclara el panorama y se genera confianza erradicando la incertidumbre, como decía mi madre "¡agua en un cesto!" En esta sociedad, los políticos sensatos son los primeros que ceden siempre. Por eso, los más razonables y competentes son dirigidos por los espabilados de turno.
