La Provincia - Diario de Las Palmas

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Mirada crítica

Señales

Dicen que Puigdemont será mucho peor que Mas, pero, de momento, hace bastante menos ruido. Y, de vez en cuando, hasta da muestras de sensatez. Como esa de no despreciar un blindaje de las competencias lingüístico-educativo-afectivas y económico-expoliadoras, al que acompañase un reconocimiento explícito de la nación catalana. ¿Dónde? No lo dice, pero es obvio que sólo puede ser en la Constitución. ¿Luego reforma de la Carta Magna? ¿Luego apoyo de los diputados de DiL (Convergència) a la investidura-trampa de Pedro Sánchez? El nuevo president tiene a su favor que es una cara nueva; no es un tahúr, como "el rey Arturo", y aunque pasa por ser un independentista convencido -no devenido-, no se mofa de Rajoy; de la broma radiofónica al jefe del Ejecutivo -engañado como un chino por un imitador de Puigdemont- se queda con la parte positiva: que hay disposición al diálogo y no habrá problemas de agenda. Y ha habido otras señales. Junts pel Sí (JxS) ya no amenaza con aprobar a escape las tres leyes de desconexión con España. Se empezarán a tramitar enseguida, pero no serán sancionadas por el Parlament hasta el final de la legislatura (de sólo dieciocho meses de duración), coincidiendo con la "declaración ¿de intenciones? de independencia". Lo que es tanto como decir, me barrunto, que hay año y medio más para intentar llegar a un acuerdo. ¿Una concesión al Estado? ¿Un reconocimiento por lo bajinis de que el objetivo de la secesión es inalcanzable, y de que saben que nosotros ya lo sabemos? ¿Y si es así, a qué juegan? Pues a lo de siempre: a ponerle más fuego a la olla a ver si explota; a la estrategia de la tensión; a llevar al Gobierno al punto de ebullición necesario para forzar un acuerdo que les sea ventajoso, tanto en lo electoral como en lo político y lo económico.

Cuál pueda ser no lo saben ellos ni tampoco sus interlocutores de Madrid; depende, en parte, de quiénes sean éstos, y aún no se sabe quiénes van a ser.

Lo que sí saben los de JxS es que cuando eso ocurra, cuando haya acuerdo -si es necesario-, ignorarán olímpicamente las ilusiones de los millones de incautos que han sacado a la calle.

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