La Provincia - Diario de Las Palmas

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Campechano

Tacticismo sin tacto

Es probable que cuando lea esta reflexión ya esté obsoleta. Jamás en la historia de la España constitucional se había producido un escenario tan insólito, efímero, cambiante, sobreactuado, a sobresaltos, a golpes de titular y tuitulares. Minuto y resultado. En este instante desconfío de las palabras. Me afirmo en la quinesia.

Los cuatro partidos que se juegan la gobernanza de este país en funciones, más el luengo elenco de actores secundarios necesarios para avivar la tramoya, no enseñan sus cartas, o enseñan las marcadas. Reuniones abiertas, discretas y secretas; postureos y posturas dignas del más prodigioso contorsionista o para tesis de la Escuela de Espalda.

El PSOE, se la juega; el PP, se la juega; Podemos, los cuatro se la juegan; Ciudadanos, con los juegos reunidos. Y ahí tenemos al dúo de líderes del atávico bipartidismo, igual de cuestionados por sus formaciones a esta hora y en este minuto, rehenes de sus propios discursos gravitando en agujero de gusano. Rajoy, vacilante; Sánchez, osado (?); Iglesias, recurriendo al que "de vez en cuando las palabras deben servir para ocultar los hechos"; Rivera, en arpegio con Paco de Lucía, Entre dos aguas, diletante

Si son mil las veces que en las últimas semanas he oído mentar el término tacticismo, me quedo corto. Para táctica la de Felipe VI (a rey vivo, rey dispuesto), que primero se dejó esperar, en segunda ronda él esperó y a la tercera? abdica, o declina?

Para declinar, recomiendo a los candidatables presidenciables el puto, putas, con menos ego y más nos. Hoy, la ciudadanía observa sus movimientos, las estrategias, las voces discordantes extra e intramuros, las llamadas honestas y los acúfenos. El común de los mortales nos seguimos preguntando si uno u otro candidato está actuando en base a cumplir lo divulgado antes del 20-D, celoso de evitar zaherir la ilusión colectiva, teniendo como primer mandamiento lo mejor para el país y no para sí. El final, espero y cruzo los dedos para ello, será el mejor o el menos malo para los intereses generales. Pero las formas, hasta ahora, han sido más bien deformes, poco aerodinámicas, rudimentarias y toscas. Veo demasiado tacticismo y poco tacto que es justo lo inverso que nos merecemos los españoles.

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