La sensibilidad de los abogados del Estado está a flor de piel. Tantos años lejos de los titulares y ahora sufren la presión de la opinión pública y publicada. Gabriel Arauz y Pablo Mariño fueron los dos abogados que lamentaron la falta de especialización de los jueces en el delito fiscal. No pertenecen al Estado sino a despachos privados. Están en excedencia y no son del equipo de José Risquete, jefe de la Abogacía del Estado en Canarias. Ojo al dato.