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Reflexión

El 'indignado' que acecha a Hillary

La tradición política en EE UU, si algo enseña, es que en el Estado de Iowa no gana el que queda primero, sino el que supera las expectativas. Y así se puede deducir que, por lo que se refiere a los demócratas, el viejo activista Bernie Sanders se sintió ganador tras perder frente la exsenadora y ex secretaria de Estado Hillary Clinton por solo un 0,29 % de los votos (49,57 % para el senador por Vermont contra el 49,86 % de Clinton). Y todo ha ocurrido en un pequeño estado rural del Medio Oeste estadounidense, donde hace solo dos meses las encuestas situaban Sanders a más de doce puntos por detrás de la candidata favorita del establishment y del aparato del Partido Demócrata. Puede definirse como una gesta histórica que le mete de lleno en las primarias de un partido al que no pertenece -Sanders se presenta como independiente y se define como "socialista"-, en el que carece de estructuras locales y con una financiación que impide donativos de más de 27 dólares per cápita. Desde luego, este veterano profesor de Ciencia Política neoyorquino (nació en Brooklyn hace 74 años) representa en EE UU lo más parecido al movimiento de los indignados en Europa. En Iowa consiguió el 84 % de los sufragios entre los jóvenes de entre 18 y 30 años: un colectivo tradicionalmente abstencionista, que se movilizó en torno a un mensaje en el que aboga por acabar con los privilegios de los millonarios, la defensa decidida por el medio ambiente y los derechos civiles. El próximo martes, todo indica que este veterano hippy, que fue encarcelado mientras estudiaba en la Universidad de Chicago por oponerse como objetor a la guerra de Vietnam, ganará en Nuevo Hampshire, un Estado con un 90 % de población blanca y de carácter progresista, vecino de Vermont. Con todo, el Partido Demócrata aún considera "muy favorita" a Clinton, pese a que nadie pensó jamás que un veterano político sin apenas apoyo mediático pudiera acechar a la candidata titular. La maquinaria y el ejército de analistas de la formación del asno (el símbolo del partido) piensan que el mensaje alternativo de Sanders, que ha sido capaz desde el pasado mes de julio de congregar a decenas de miles de personas en sus actos, organizados a través de las redes sociales por cientos de jóvenes voluntarios al estilo de Podemos en las europeas de 2014, tiene difícil encaje en los estados del centro y del oeste del país, donde el porcentaje de población no blanca es mucho mayor que en el noreste. Pero Sanders cree que la situación de "liquidez" política en que se mueven millones de estadounidenses desde el estallido de movimientos como Ocuppy Wall Street puede favorecerle. Por si acaso, los demócratas tratan de apuntalar a Clinton con una fuerte presencia en las principales cadenas televisivas del país con el lema de la seguridad y la experiencia por delante y con el apoyo explícito de los dos últimos presidentes demócratas: Bill Clinton y Barack Obama. Además, los responsables de la candidatura de Hillary ya han puesto en marcha una campaña del miedo para desmovilizar a los críticos con el establishment de Washington: "¿Qué ocurriría si una figura marginal (como Sanders) fuera candidato presidencial?", se preguntaba un conocido presentador de la CNN. Frente a la primera mujer que puede alcanzar la Casa Blanca en la historia de EE UU, Sanders expone su experiencia "tranquila" de buen gestor, como alcalde de Burlington, la principal ciudad de Vermont, durante cuatro mandatos y que conoce tanto la Cámara de Representantes como el Senado.

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