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Reflexión

Ni a la alemana ni a la portuguesa, vamos a la italiana

No tengo esperanza alguna de que los partidos es este país sean capaces de afrontar su papel en la Historia en estos momentos, no estamos en Alemania ni en Portugal, no existe esa altura de miras que la sociedad española les está pidiendo a los políticos, eso no sale de la noche a la mañana y mucho menos por arte de magia. Hay en estos momentos asuntos urgentes sobre la mesa que transcienden incluso del debate ideológico, por supuesto muchísimo más que el partidista, ahora lo importante es gobernar España desde la estabilidad, asumir los retos que nos vienen encima y ya habrá nuevos tiempos para entrar en lo ideológico. Ante la situación de Cataluña, que hay que resolver, y sobre todo la situación económica y la crisis social que vive España, solo cabe un acto de reflexión para trazar líneas de convergencia, hay que trazar un camino de cambios, una reforma de la Constitución para modernizar nuestra democracia y todos en un gobierno de concentración como en su día denominó Santiago Carrillo en aquellos años de la crisis del 78/79 que forjaron los Pactos de La Moncloa y salimos airosos y con fuerza de aquella situación.

Y no estamos en Alemania ni tampoco en Portugal, estamos en un país que pide y necesita consenso por encima de todo, da igual lo que piensen los barones de uno u otro lado, da igual si hay que conceder un grupo parlamentario más o menos, da igual el color en estos momentos, lo importante es la esperanza y la ilusión con la que debemos afrontar los retos que nos vienen encima. Tanto a Rajoy como a Sánchez les corresponde estar a la altura de las circunstancias en estos momentos, con coraje, con valentía y en especial pensando en España más que en las estrategia de partido, es absurdo seguir pensando que es un fraude electoral pactar con los antagónicos, el electorado ha demostrado una enorme fragmentación y las urnas dicen que lo que toca en estos momentos no son mayorías absolutas sino la convergencia y gobierno de diferentes sensibilidades bajo un programa de consenso sobre los grandes temas que necesita España. Déjense de arrimarse a la alemana o a la portuguesa, solo basta sentir los deseos del electorado español que pide soluciones conjuntas. Los grandes partidos no se han dado aún cuenta de que han perdido miles de votos, no se han dado cuenta de que la sociedad española les ha dicho que hay que gobernar de otra manera, qué más les hace falta para darse cuenta de que ninguno por sí solo es hegemónico, que se necesitan uno a otro en estos momentos, guste o no, esa es la realidad, claro que a mí por ejemplo me gusta por encima de todo un gobierno de izquierdas, por mis ideales y por mi manera de entender la vida, pero debo ser consecuente con la realidad y con la necesidad del momento actual y por eso no soy en absoluto ni chaquetero ni cambio mis ideales, solo vivo pensado en las circunstancias y necesidades actuales para avanzar. Sigo escuchando tantas tonterías como si hubieran ganado los grandes partidos, no se dan cuenta de su descalabro. Por el camino que van no se vislumbra el camino alemán ni el portugués sino todo lo peor, una italianización de la política española, no olvidemos que el país que menos ha crecido en los últimos quince años ha sido Italia, con un gobierno inestable en todos esos años formado hasta con cinco partidos. Sería bueno que Sánchez entienda que con solo 89 diputados no está legitimado para ser investido como presidente del Gobierno; sin embargo, sí es necesario el papel decisivo de su partido en un gobierno de concentración y le auguro que la responsabilidad en momentos cruciales será un factor decisivo para salir fortalecido en un futuro los socialistas, pero lo más importante, también España y sus ciudadanos. Así que más sentido común, más cordura, más sensatez, y sobre todo más responsabilidad para mirar con altura más allá de Alemania, Portugal o Italia y mirar más cerca los problemas, a los ciudadanos y las soluciones que España necesita y si somos coherentes todos podemos arrimar un poco más el hombro. Un solo deseo: déjense llevar esta vez no por los ideales, que siempre los tendrán, esta vez pongan en marcha el sentido común y el sentido de responsabilidad por encima de todo. Gracias.

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