La Provincia - Diario de Las Palmas

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Desde mi isla

Todo por la patria

Sobre la puerta de entrada del cuartelillo de la Guardia Civil, ubicado al final de la calle Diderot, Guanarteme, lindando con la arena que llegaba hasta las Alcaravaneras, me encontré, por primera vez, con un cartel en el que se leía: "Todo por la Patria". Acerté al pensar que "todo" quería decir que desde las pesetillas domingueras que mi madre me daba para el cine, hasta la propia vida, debían entregarse a la Patria, si esta lo pidiera. Lo que no tenía claro es quien era el Señor, institución o ente al que llamaban Patria. En las clases del Instituto el profesor del "Espíritu Nacional", falangista de pro, nos decía que España era nuestra Patria y que esta era una "unidad de destino en lo universal". Ya con eso y con la poesía que leí de Nicolás Estévanez, llamada Canarias, tuve dos puntos de referencia. Los versos decían : "Mi Patria no es el Mundo/mi Patria no es Europa". El falangista limitaba la Patria al Universo, mientras que el poema no cerraba espacio alguno. Lo que ya no entendí era la continuación del verso: "Mi Patria es de un almendro/la dulce, fresca e inolvidable sombra". No lo entendí porque mi mundo sí que estaba limitado a aquellas finas, rubias y ardientes arenas que atravesaba diariamente para ir al Colegio Arenas, donde nunca vi ni un triste árbol, ni una triste brizna de hierba. Cuando me dio por leer, cayeron en mis manos las obras de Hegel y Kant. Este, al contrario que Hegel, al hablar de Nación, defendía la Sociedad de Naciones como organismo capaz de evitar las guerras. Qué fiasco se llevaría si viera cómo la ONU y la Unión Europea son organismos que avergüenzan por su actitud ante problemas cruciales como el trato que están dando a los inmigrantes que huyen del incendiado Oriente Medio, debido a unas guerras que no han sabido abortar, pero sí crear, por su nefasto partidismo. ¡10.000 niños desaparecidos en Europa! Delannoi (Teorías del Nacionalismo), para diferenciar Nación y Patria, define a esta como el suelo y la tierra de los antepasados. Algo se parece a la definición del DLE: "Tierra natal, o adoptiva, ordenada como nación a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos". Tuve dudas cuando me pregunté si el tonel de Diógenes era su Patria, pero no las tuve al recurrir a la música como órgano de expresión del sentimiento de la Patria, como se puede apreciar en los siguientes ejemplos: B. Smetana liga la Patria a accidentes geográficos y costumbres. El segundo poema de Mi Patria lo dedica al río Moldava (Vltava), y describe el curso del río desde su nacimiento en los manantiales, su curso a través de bosques, hasta que se desvanece majestuosamente en las aguas del río Elba. Sibelius, en su poema sinfónico Finlandia, enaltece a su Patria, dominada por los rusos. Los franceses inician su himno nacional, La Marsellesa, con "Marchemos hijos de la Patria"... Me pregunto si habrá más demostración del amor patrio que el que demostraron los canarios ante la invasión española, regando su santa tierra con su sangre inocente.

De todas maneras me seguí perdiendo entre libros, hasta que llegué a Unamuno y aclaró a los canarios que el patriotismo era un problema de España. "Está en crisis en España el sentimiento mismo, el concepto de patria, combatido por el localismo de un lado y el universalismo de otro, por el sentimiento de amor al viejo campanario bajo el cual se ha nacido. La Madre Patria es algo histórico que no podemos romper. Lo que pasa en Canarias pasa en España, aislada en sí misma". Más aún, Unamuno se detiene en su isla: "Oh, Fuerteventura, isla africana/sufrida y descarnada, cual camello/en tu mar compasiva vi el destello/del signo de mi Patria". Asumiendo bases de Bergson, puedo defender un concepto de Patria como tierra, terruño, Patria chica (materia), sentimiento, nostalgia, solidaridad, moral, honradez (verdad). ¿Pero qué pasa,cuando en la Patria, la solidaridad, la honradez, la igualdad, han dado paso a la corrupción, al paro, a la mentira, al constante alejamiento económico de pobres y ricos, a la mentira como argumento espurio, tal como ocurre hoy en España? Tenemos al PP, con sus alforjas rebosando de casos de corrupción, sumando semana tras semana cuentas al rosario de delitos (los penúltimos, los casos Taula y Acuamed), seguido en menor escala por el PSOE. Encima pretenden gobernar con los mismos parámetros que hasta hoy: prebendas, asesores, pensiones, Senado, etcétera. Pretenden los zorros que se les den las llaves del gallinero, para hacer más fácil su labor depredadora. Pretenden borrar el pasado, sin cumplir la obligada y dura penitencia, institucionalizar la corrupción, que ha llegado al cenit histórico en el que se convierte en categoría, haciendo posible ya definir al PP como "partido corrupto". En 1324, Marsilio de Padua dice textualmente: "Bajo una máscara de honestidad y decencia, el Papado es tan peligroso para el género humano, que si no se detiene producirá un perjuicio intolerable a la civilización y a la Patria". Pues bien, estamos en esa misma coyuntura. Muchos de los políticos son los culpables del malestar en que estamos sumergidos, del escepticismo que nos asfixia, del sentimiento de desprecio hacia esta España ciega, atiborrada de pan y circo. Por eso no puede extrañarle a nadie que se haya quebrado la solidaridad comunitaria ante tamañas felonías, que dinamitan la Patria, aislándola de sí misma, como decía Unamuno, haciendo buenos los nacionalismos separatistas como refugio protector de esta peste que trata de anestesiarnos a todos. Como ejemplo el caso de Cataluña, falto de tenaz dialogo, de altura política, lo que hace culpables a los dos actores de la tragedia. Me asombra la falta de crítica política anterior y posterior al desdichado proceso. El independentismo ha aumentado en Cataluña y en España. Me viene a la memoria la conferencia en el Palau de Barcelona de uno de los pitonisos de la dictadura, Eugenio Montes, cuando dijo: "Amamos a Cataluña por española y la queremos por española, una vez más". Sí, parece un adelanto de las repetitivas y risibles frases de Rajoy. ¿Alguien nos puede decir cuántos españoles están dispuestos a desertar de esta decrépita Patria nuestra? ¿O seguiremos empeñados en cerrar los ojos a esta realidad de naufragio, cuando el agua ya nos llega a las rodillas? Esta España ya no ilusiona a casi nadie. Ha quedado abierto el tarro donde se guardaba la ilusión y esta ha escapado. Debemos abrir, de nuevo, la puerta a la regeneración, tantas veces invocada desde los Reyes Católicos a Joaquín Costa. Para ello necesitamos políticos inteligente y honrados y no mediocres ni pasados de arroz y tiempo, que sepan entender las necesidades de los españoles, sus sentimientos y que hagan del dialogo una herramienta para el bien general y para el bien del partido, bajo el lema: "Todo por la Patria, la libertad, la igualdad y la moral".

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