¿Estará Disney contagiándose del espíritu de Pixar y no a la inversa? Una película como Zootrópolis invita a albergar esa esperanza. Por varias razones. Porque es muy divertida (punto crucial para decidirse a llevar a los niños y que no se cansen a la media hora), porque no es ñoña (el intrépido personaje femenino, esa zorrita policía de armas tomar, es garantía de que no será así, o no exageradamente al menos), porque tiene puntos de coña marinera que a los adultos les encantará, porque entra a saco en la historia del cine para robar inspiración en pequeñas dosis (el homenaje a El Padrino es descacharrante) y porque mezcla géneros con una astucia impepinable y/o entrañable.
Si a eso añadimos algunos gags memorables (los funcionarios perezosos son absolutamente geniales) una banda sonora de primera clase y un ritmo veloz, que no atropellado, nos encontramos con una cinta de animación puntera y adrenalítica: para todas las edades. A ver, no estamos ante un clásico como Toy story o Up! pero se disfruta a tope. Así que... ¡fiestaaaaaa!
