Su actuación estelar ha dado la vuelta al mundo. No es para menos después del milagro futbolístico que ofreció Messi ante el Celta. El descaro del rosarino no deja indiferente a nadie hasta el punto que sus rivales se rinden ante la evidencia.

El argentino deslumbró con su magia un partido de dibujos animados. La fantasía desplegada mimando la pelota refrenda acciones de culto, que ocuparán un lugar de privilegio en las hemerotecas. Messi, que debe de empezar a buscar más huecos en sus vitrinas para sumar nuevos balones de oro (tiene cinco), reinventó el penalti indirecto que Cruyff selló en 1982 con el Ajax para el deleite, no solo de su afición, sino de los amantes del fútbol.

El debate como siempre queda abierto entre los que tachan de genialidad la pillería de Messi o aquellos que lo califican de chulería y de humillar al rival. En el candelero también queda una variante sin despejar de si hubieran ejecutado el mismo penalti con un marcador menos abultado. Lo cierto es que cada vez que la Pulga se ilumina, los destellos atraviesan a la velocidad de la luz la portería contraria. El 10 más grande del mundo inventa fútbol a cada zancada en un derroche de imaginación, que tardará en repetirse. Una pegada que solivianta a sus compañeros desplegando un juego que nos deja a todos ojipláticos. Es la esencia del milagro.