La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El análisis

Sus señorías

Ya han pasado casi dos meses desde que se celebraron las Elecciones Generales del 20D, ya se han acreditado ante el Congreso y el Senado los parlamentarios electos surgidos de dichas Elecciones, por cierto, con espectáculo incluido, por algún grupo, que solo nos está dando, hasta ahora, golpes de efecto muy bien planificados, como el de los Premios Goya, donde fue más noticia el " esmoquin" de cierto político que los premiados, un poco triste, no creen.

No sé si serán los definitivos o habrán nuevas elecciones, ante la imposibilidad de formar un nuevo gobierno, debido a los resultados y la negativa de unos y de otros a pactar, fruto de la falta, en nuestro país, de la "cultura del pacto", muy normal en otros países de nuestro entorno, pero aquí es casi imposible, por el momento, por el odio, la inquina, y el sectarismo de unos hacia los otros ,ya veremos lo que nos depara el futuro inmediato, y si se levantan los vetos de unos contra otros y deseando que pronto haya una salida para no destruir el momento económico que vive este país, creciendo el que más de la Unión Europea.

Su primera responsabilidad, la del Congreso una vez que haya acuerdo será la investidura del Presidente del Gobierno, tarea difícil al deberse su voto a una disciplina de partido y estar estos condicionados por la ideología, los prejuicios y los intereses partidistas, y no por el interés general de España, como debería ser, pero conseguir esto tal como está el panorama, creo que es muy difícil, por no decir imposible, en estos momentos.

Todas sus futuras decisiones, las del Gobierno, influirán en nuestras vidas, pero desde el punto de vista sectorial nos preocupan las decisiones que se debatan y aprueben en las comisiones de Agricultura y de Medio Ambiente. Para empezar, por lo general, los miembros que nombren los partidos políticos en dichas comisiones no serán expertos en la materia, y algunos estarán de paso a lo largo de toda la legislatura sin mostrar el más mínimo interés por documentarse sobre cada una de las cuestiones que se aborden. Los diputados no suelen apuntarse a las comisiones donde se les suponen más conocimientos, sino a aquellas donde se pueden establecer mejores contactos que sirvan en un futuro en la vida privada, aquellas que sean más vistosas, las que más se reúnen si se cobran dietas, o por el contrario, las que celebran menos sesiones si el sistema retributivo es de salario fijo. Lo contrario es una excepción. Los partidos políticos encajan sus piezas pensando en el propio partido y no en el bien común, no en el bien de las agricultores para el caso que nos ocupa ,y lo raro es encontrar un político que le ponga el corazón y pasión a su trabajo de parlamentario, repito hay excepciones, pero por eso son excepciones. Ningún político, de cualquier partido, hace mención a los problemas de la agricultura y de cómo solucionarlos, de cómo hacer atractivo el campo, de cómo lograr que los jóvenes vean atractivo al campo, de cómo impedir que la agricultura, en este caso de las Islas, ya no sea ni el 10% de lo que consumimos producido aquí, que todo venga de fuera, y que encontrar productos agrícolas de las Islas en las grandes superficies sea toda una odisea, cuando no un fraude por vender lo de fuera como propio de aquí, y sin que nadie pida responsabilidades.

Si el Gobierno que se elija -si al final se elige y no es necesario un nuevo proceso electoral-, es un gobierno creo de tránsito, lo más probable es que asistamos a una permanente inestabilidad y a una legislatura corta, quizás una media legislatura de dos años.

En este contexto, el ministro o ministra que tome las riendas de la agricultura se limitará a las labores rutinarias, a gestionar un presupuesto que previsiblemente se prorrogue al año 2017, a asistir a unas reuniones del Consejo de Ministros de la Unión Europea sin un criterio claro y firme, a gestionar una PAC donde será difícil la coordinación con las comunidades autónomas, y lo que es peor, no profundizará en las leyes y normas que pretenden poner orden en la cadena alimentaria para que los productores tengan el merecido margen de beneficio. Si en la legislatura pasada la industria agroalimentaria y la gran distribución torearon a una ministra de Agricultura reconocida por el Presidente del Gobierno en un contexto político de mayoría absoluta, es fácil imaginar que en una legislatura de inestabilidad política el ministro o ministra va a tener poca capacidad para dar un golpe sobre la mesa y hacer cumplir acuerdos.

El campo necesita de parlamentarios que lo conozcan y que estén comprometidos con los valores de la agricultura y del medio rural. Los necesitamos pero no los tenemos, ni antes ni en la legislatura que ahora se pretende iniciar, así que toca acostumbrarse a vivir sin el paraguas de una buena defensa en las altas esferas políticas. Mal menor será si al menos el futuro Presidente del Gobierno dispone de apoyos para llevar a cabo un mandato de cuatro años y nombra al frente del Ministerio de Agricultura que conozca nuestros problemas, le duelan como propios, y se apasione con su trabajo y responsabilidad. Esto, visto hoy, parece muy improbable, por no decir imposible.

(*) Presidente de Asaja Las Palmas

Compartir el artículo

stats