No deja de apelar nuestro todavía presidente del Gobierno en funciones a la necesaria "estabilidad" para continuar avanzando por la senda de ese crecimiento económico que él mismo se atribuye.
Cualquier cosa que no sea un Gobierno encabezado por el PP y con él al frente sería, según no se cansa de repetirnos, introducir un peligroso factor de riesgo no sólo político, sino también económico en la política española.
Así parece que se lo viene advirtiendo a sus socios europeos desde hace tiempo para intentar que éstos y sus apoyos mediáticos en Bruselas o en la City presionen a favor de la formación de una gran coalición a la alemana.
Pero en Alemania, un gobierno corroído por la corrupción hasta el extremo en el que lo está el PP de Mariano Rajoy y Rita Barberá habría sido ya descabalgado por las presiones de la ciudadanía y de los propios medios germanos.
En cualquier caso, ¿no hay nada más desestabilizador que agitar de España el fantasma del miedo? ¿Y algo tan poco patriótico como advertir a los socios europeos del peligro de que termine formándose aquí un gobierno de izquierdas?
Lo hizo, sin embargo, recientemente el ministro de Exteriores cuando dijo fuera de nuestra fronteras que un hipotético pacto entre el PSOE y un partido tan "radical" como Podemos podría hacer que este país abandonase el pacto europeo antiyihadista.
Y ahora, en clave ya interna, ha vuelto a agitar el espantajo del terrorismo un colega de gabinete que cuando habla nos recuerda por el tono siempre imperioso de su voz a algún ministro del pasado régimen.
En Logroño, el ministro en cuestión calificó, según los medios, de "letal para España" la posibilidad de un gobierno de coalición de los socialistas con Podemos y apoyado por el Partido Nacionalista Vasco.
La banda terrorista ETA, que aún no se ha disuelto, desea como "agua de mayo" la formación de ese hipotético gobierno porque ha asumido las reivindicaciones de la izquierda abertzale, entre ellas el acercamiento de los presos de ETA.
El PNV no da apoyo gratis a nadie, según el ministro, y es lícito preguntarse si con el frente abierto del independentismo catalán, el Gobierno no tiene otra cosa que hacer más que hurgar en la herida vasca precisamente cuando esa región de España tiene un lehendakari tan dialogante y razonable como el actual.
Cuando leemos o escuchamos ese tipo de declaraciones, cuando además sospechamos todo lo que los miembros de un gobierno que no ha sabido dialogar aquí con nadie pueden estar diciéndoles a sus correligionarios de otros países, es lícito preguntarse quiénes son los auténticos "desestabilizadores".
Serénese el Partido Popular, habría que decirles a sus dirigentes, deje de complicar aún más de lo que está el panorama tras las elecciones, pase por un tiempo a la oposición, donde podrá regenerarse antes de presentarse otra vez a las urnas, porque atizar el miedo es muy poco democrático y la alternancia en el poder es por el contrario la esencia de la democracia.
