Como podemos apreciar tenemos un país lleno de festivos durante todo el año. Se podría decir que somos arquitectos de primera, porque siempre estamos haciendo puentes. Encima cuando cae un día festivo en domingo lo trasladamos al lunes. Este año tenemos 2 puentes, 3 días festivos en domingo que se trasladan al lunes, más 9 días de fiestas entre semana y un día festivo por comunidad, en total 15 días. Si sumamos los 30 días de vacaciones con estos 15 días, suman 45 días de vacaciones. Con estos números no es raro que en este país se cree poco empleo y que haya 4.000.000 de desempleados. Por lo tanto bajo mi modesta opinión, creo que se deberían de imponer las siguientes reglas: 1. Copiar el sistema de los demás países europeos que están por delante de nosotros en renta per cápita. Tenemos que ponernos el mono de trabajo, ya que no nos sobra el dinero. 2. Todas la fiestas, sean del tipo que sean, que caen entre semana debemos pasarlas al sábado, para no romper el ritmo de trabajo, lo que implica unas pérdidas económicas incalculables. 3. Reducir el número de días de vacaciones a 20 días por año trabajado.

Tal vez estas tres normas podrían ser un aliciente para crear empleo y mejorar la salud financiera de las empresas. Si esto ocurriera se podría crear el marco de trabajo ideal para nuestros jóvenes cualificados que empiezan y que muchas veces tienen que emigrar para encontrar su primer empleo. No soy un especialista en matemáticas, pero si consideramos que un trabajador cuesta de media 80 euros por día, y si se trabajan 25 días más al año, por trabajador las empresas se ahorrarían 2.000 euros al año. Si multiplicamos 2.000 euros por 18.000.000 de trabajadores, tendríamos un superávit de 36.000.000.000 euros. Al mejorar las cuentas de las empresas, habría más dinero para contratar nuevos empleados. Si se emplea más, el estado ingresa más vía cotizaciones y renta. Y tal vez nos clasificaríamos en uno de los países más ricos de Europa.