Sin enmendarle la plana al simpático y viticultor y cineasta José Luis Cuerda, utilizo a la inversa el título de su ensoñadora película para colocar el escenario de esperpento en el que se encuentra este país. Para muchos, que amanezca no es una esperanza, es una amenaza. Porque se enfrentan a la falta de recursos para comer, para pagar los servicios esenciales, la ropa de sus hijos, para sobrevivir cada día en la miseria. Por eso, cuando anochece, se calma un poco la tempestad, se busca refugio y hasta los acreedores duermen. La noche es la calma, si se puede dormir, el amanecer es la vuelta a la lucha, injusta e incomprensible. Es imposible ponerse en el lugar de los que sufren. Es fácil colocarse en la situación del directivo de una compañía del Ibex 35 que cobra cientos de miles o millones de euros al año, aparte de tener suscrito un plan de pensiones multimillonario. Se dice que son empresas privadas, que con su dinero pueden hacer lo que quieran, que deciden sus consejos de administración cuyos miembros también están muy bien remunerados. ¿Y de dónde sacan su dinero esas privadas compañías? Muchas, de excelentes contratos con las administraciones públicas; otras, de la venta masiva de sus productos, algunos tan necesarios como la ropa, a un precio muy por encima de su coste de fabricación porque a veces esta se ha producido gracias a salarios inconfesablemente bajos y en lugares donde los derechos humanos, ya no solo los laborales, se pisotean a diario. El mundo es así, siguen diciendo, es lo que hay, también dicen: en el fondo, todo se resume en un "ande yo caliente y que le den morcilla a los que sufren". Mientras todo esto sucede, los padres de la patria nos asustan con la posible quiebra de la unidad de España y la soberanía de los españoles. ¿Es la misma soberanía, tan española, la del presidente del BBVA, por ejemplo que la de un parado de larga duración de Vallecas, también por ejemplo? Es evidente que no. Para que una persona sea soberana, debe tener garantizado el derecho a vivir con dignidad y en libertad. Por eso, porque quiero que amanezca bien, me importa un bledo la unidad de España mientras haya un solo español con problemas para tener casa, para pagar la luz, para tomarse una caña de cerveza en paz, ¡qué coño! Váyase a la mierda la unidad de España y reinen la justicia social y la igualdad de oportunidades de una puñetera vez.