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El callejon del gato

Los indolentes

Podría tratarse del título de una película de Tony Leblanc y Mariano Ozores pero no es el caso. Si algún calificativo caracteriza a los políticos actuales es el de indolentes y utilizo esta palabra por ser benévolo y no calificarles de cobardes, porque actualmente llamar a las cosas por su nombre no es una característica que identifique a la clase dirigente. El Partido Popular tiene que estar a la altura de las circunstancias y no permitir que sus votantes lo sigan siendo tapándose la nariz con una mano y con la otra metiendo la papeleta en la urna, ante la alternativa de Pablo Iglesias, que ya ha enseñado la patita, dispuesto a alcanzar el poder por cualquier medio. Si es carnaval, disfrazado de camarero de casa Brito y ya veremos, según evolucionen los hechos, este "camaleón" hasta dónde puede llegar. Debo de confesar mi admiración por Alberto Garzón, un personaje que, cuanto menos, es fiel a sí mismo, no engaña a nadie y se confiesa comunista de toda la vida. Quienes puede frenar y poner un poco de cordura en todo este galimatías son los políticos de nuevo cuño como el popular Javier Maroto que sin tapujos proclama la necesidad de dar de una vez un golpe en la mesa, apartando a cualquier persona que por activa o por pasiva haya tenido algo que ver con la situación que ha llevado al partido popular a la encrucijada que en la actualidad se encuentra. Seamos sinceros, sin la corrupción que atenaza a los populares poca cosa tendría la oposición que esgrimir contra ellos. El presidente Rajoy tiene que reconocer que pocos están libres de pecado y, esto también vale aplicar en toda su extensión en el partido socialista y, hablando de pecado, menuda camorrista la blasfema poetisa que, al igual que Cristo echó del templo a los mercaderes debieron hacer lo propio con ella los concejales del ayuntamiento de Barcelona invitándola a salir de uno de los templos de la democracia que es un ayuntamiento.

Los ciudadanos quieren que les resuelvan sus problemas que, por mucho que se hayan repetido, no han dejado de estar vigentes, a saber: paro, economía y unidad de la nación. Todo lo demás, aunque para algunos sea difícil de comprender, les importa un bledo a la mayoría de la población. El actual panorama político pasa por una actitud activa o pasiva del Partido Popular, cualquier otra opción que no contemple esta realidad solo hace pensar que se está tomando el pelo a los ciudadanos o, lo que es peor, pensar que los votantes son tontos de capirote. Lo políticamente correcto ha contaminado todos los ambientes; al menos cara al público ya que me consta que en petit comitè se despachan a gusto, despotricando de este o aquel, de la manera más despiadada pero, esta doble vara de medir no hace sino enturbiar más si cabe el panorama político nacional. A todos estos que hablan por boca de ganso les digo que se muere por vergüenza no por miedo. El futuro para todos, incluidos los políticos, pasa por no confundir la paciencia, coraje de la virtud, con la estúpida indolencia del que se da por vencido.

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