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El análisis

La sociedad del aprendizaje permanente

En el proceso de tránsito que pretende gestionar Canarias hacia la Sociedad del Conocimiento, el debate sobre la Educación y la Formación resulta inaplazable e irrenunciable. No es un debate sencillo. No lo es desde el punto de vista político, porque las múltiples aristas que supone la gestión de un servicio público de tal enjundia favorece la contaminación de la discusión entre la parte y el todo. No lo es desde el punto de vista ideológico, porque el cortoplacismo en los debates confunde los intereses de partido con los intereses del Estado, de la Sociedad y de la Economía. Tampoco es fácil llevar el debate a quienes gestionan directamente el sistema, porque la superposición de la normativa europea, estatal y de la comunidad autónoma constituye una auténtica -esa sí- maraña administrativa, burocrática y de gestión.

Y es que, como bien argumenta el profesor José Antonio Marina, "a pesar de las proclamas retóricas, la Educación en España no le interesa a casi nadie". Porque si le interesara, prosigue, saldría del debate alicorto y constreñido, para constituirse en el eje sobre el que construir acuerdos políticos, económicos y sociales.

Con plena conciencia de ese contexto de dificultades para generar un intercambio de ideas sosegado, el Centro Atlántico del Pensamiento Estratégico (Catpe), en su Informe hacia la Sociedad del Conocimiento en Canarias, plantea la Educación y la Formación como el pilar esencial sobre el que se asienta el triángulo del Conocimiento. No es posible generar talento sin una Educación que promueva la investigación y la innovación. No es posible generar talento sin una Educación que sea integradora, inclusiva, respetuosa, potenciadora de la diversidad y que construya relaciones sociales para la igualdad. La Educación hace posible hilvanar la construcción de la identidad de las personas como agentes para la economía, como individualidades que construyen la sociedad y como seres que aportan valores de ciudadanía.

¿Por dónde empezar entonces? En el panel del Catpe la posición es clara. Abordemos el debate. La Educación no es sólo de la Escuela; es de "la Tribu". Es un proceso de aprendizaje formal, no formal e informal que debemos acostumbrarnos a gestionar en un contexto de total disrupción, con unos impactos radicalmente rápidos y cambiantes, como consecuencia de la afección de las Tecnologías de la Información y la Comunicación sobre la economía, la sociedad, y la escuela.

El modelo de sociedad de soporte industrial, y el esquema educativo que lo ha acompañado a lo largo de dos siglos, ha quedado atrás. Y no va a volver. Por tanto, como sistema educativo que debemos construir para el siglo XXI ya no sirve. En Canarias tampoco. No es posible que siga conviviendo un modelo educativo concebido para una economía y una sociedad de base industrial, con una sociedad y una economía de base digital. El modelo vigente es inviable. Resulta anacrónico, desmotivador; y es incapaz de dar respuestas a un alumnado hiperconectado, crítico, empoderado, sensible a la cultura colaborativa y que gestiona la información en tiempo real. Como plantea la profesora Marcela Mombarg, asistimos al enfrentamiento de la Generación Desafío con un Sistema Educativo que ha preferido la Zona de Confort.

El cambio de paradigma hacia la digitalización social y económica obliga a impulsar entornos de aprendizaje permanente, en los que debemos aprender a aprender, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a convivir. En medio de la Tormenta Perfecta que mezcla el Big Data, la Nube, la Movilidad y las Redes Sociales, el proceso educativo anclado en el esfuerzo, la disciplina y la constancia, debe caminar hacia la adquisición de habilidades y competencias, reforzando las actitudes, la gestión del riesgo, la capacidad para movernos en escenarios de incertidumbre y el trabajo de las emociones. Sin olvidarnos de la adquisición de competencias para el desarrollo profesional y la innovación, para la comunicación; para saber movernos en un nuevo marco de relaciones laborales, que afectarán a nuevos puestos de trabajo donde, por cierto, el pensamiento computacional debe jugar un papel destacado.

La Consultora Internacional Randstad prevé para los próximos años un preocupante crecimiento del paro en Europa, como consecuencia del avance de los procesos de robotización y de la Inteligencia Artificial, que está cambiando todo y provocando un enorme desajuste entre la Formación y el mercado laboral; lo que a su vez genera déficit de talento. Se calcula que para el año 2020 existirán dos millones de trabajos sin profesionales, con un crecimiento de los perfiles STEM del 14% anual. En el 2030, se prevé la necesidad de 45 millones de trabajadores de alta cualificación, y no parece que los sistemas educativos estén en condiciones de formarlos. La solicitud es urgente para la Universidades y la Formación Profesional; urge habilitar personas formadas en Ciencias, Tecnología, Ingenierías y Matemáticas. Además de en seguridad informática, cloud computing, gamificación, desarrollo audiovisual, energía, residuos, nuevos materiales y profesiones asociadas al estudio y gestión del cambio climático.

El presidente de Telefónica, César Alierta, hace un par de semanas al reflexionar sobre la extensión de los procesos de digitalización en las empresas, planteaba que competir en los nuevos entornos requerirá niveles más altos de competencias. El 65% del alumnado que tenemos hoy en nuestras aulas de Secundaria trabajarán en un empleo que hoy ni existe ni se conoce. Distintos consorcios y empresas internacionales intentan definir las competencias necesarias para el siglo XXI. Varias universidades estudian la relación entre neurociencia y educación; y las grandes empresas informáticas, como Google, Samsung, Apple o IBM aspiran a ser grandes agentes educadores mundiales.

Tal y como argumenta el profesor Marina cuando habla de la Sociedad del Aprendizaje, "aprender es el recurso de la inteligencia para sobrevivir y progresar en un entorno cambiante. Cuando estos cambios eran lentos, una etapa breve de formación servía para toda la vida. Pero nos encontramos inmersos en un cambio acelerado, lo que exige aprender continuamente, velozmente, a lo largo de toda la vida. La alternativa es quedarse marginado".

¿Es posible modular y gestionar los cambios que resulta necesario impulsar en Canarias? Sin ningún género de duda: sí, se puede hacer. Pero no es ni fácil ni sencillo. Y además resulta imprescindible la implicación -activa- de múltiples agentes.

Es necesario, en primer lugar, activar palancas de cambio en la gestión, desde la honestidad, la valentía y la convicción. Se necesita un marco normativo estable y evaluable, desde la responsabilidad política de quienes tienen en su mano el proceso de toma de decisiones. Un marco normativo abierto a las nuevas realidades, permeable y con una dirección de centros profesionalizada en la docencia y en la gestión. Necesitamos una estrategia que prime y refuerce el talento docente, premiando la capacidad innovadora y el compromiso. Pero eso sólo sería insuficiente. Se precisa la participación directa de la sociedad civil, de todos los grupos y sectores que componen la sociedad civil, si realmente queremos que el centro del aprendizaje sea "la Tribu". Necesitamos acción, proactividad, escucha activa, compromiso y pasión. Pasión, sí; pasión. Sin pasión no hay sueños; y sin sueños no hay camino.

(*) Miembro del Foro Catpe Tránsito de Canarias hacia la Sociedad del Conocimiento

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