El Gran Canaria nos está acostumbrando a sufrir porque en el primer partido, después de ir perdiendo de 10 puntos fue capaz de remontar, y en este segundo ir perdiendo de 19 puntos y ganar al final de 10, quiere decir que tiene una capacidad de reacción y una confianza en sí mismo que nunca arroja la toalla. No sólo ofensiva, sino defensiva, porque barrió al Bilbao fuera de la pista.

El otro día yo reivindicaba que el equipo diera un pasito adelante. Nos gusta mucho porque se está acostumbrando a jugar las finales: el año pasado la Eurocup y este año estar en la final del KO, que, para mí, es la competición corta más importante de Europa, y éste es el paso adelante que todos deseábamos.

En una final contra el Real Madrid no creo que se le puedan dar muchas oportunidades. El equipo blanco está acostumbrado a jugar este tipo de competiciones. Pero es una final abierta, en la cual puede ganar cualquiera. Las finales hay que jugarlas para poderlas ganar. Gran Canaria está de enhorabuena porque es un hito histórico para el baloncesto grancanario y canario en general que un equipo de los llamados modestos se haya encaramado en la final de la Copa de su Majestad el Rey.

Independientemente de que la gane o no la gane, también va a tener ese galardón este año. Yo creo que ha cumplido ya con creces en estos dos partidos, sobre todo por la unión que tienen todos los compañeros y por la fe en sí mismos, cuando el partido se había puesto cuesta arriba, sobre todo, en la primera fase del encuentro, tanto en cuartos como en semifinales.

Sin embargo, confiando en la dirección de Aíto y en los cambios que a veces a algunos les pueda parecer extraños, les ha dado un resultado espectacular al haber rotado y tenido el equipo muy fresco para llegar con garantías a jugar hoy la final. No me gustaría que el Granca dé tanto margen y que el partido se rompa pronto. Creo que eso no va a ocurrir. Las claves: seguir con esa mentalidad ganadora. Hay que jugar tranquilo y con mucho desparpajo.