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Opinión

Una brecha en toda la frente

Cuando nacimos, a las mujeres canarias nos colocaron un sello con tantas ganas que nos abrieron tremenda brecha en la frente. 17.619 euros fue la cifra que nos estamparon como sueldo medio anual, lo que viene a suponer 3.000 euros menos que los hombres.

Una brecha llamada salarial que los iluminados definen como distorsión estructural del mercado laboral. Y dos piedras también. Segregación es como se llama la cosa cuando marcan y separan a un grupo social por razón de su sexo, raza o cultura.

Con el sello en la mano es exactamente lo que hace el sistema. A la derecha, los varones, los llamados a liderar el mundo porque yo lo valgo. A la izquierda, nosotras, marcadas para llevar el peso de la familia y de los hijos al tiempo que hacemos funambulismos con el trabajo y, además, con una etiqueta que pone rebajas.

Pero no solo cobramos 3.000 euros menos, lo que significa que las mujeres canarias tendríamos que trabajar 63 días más para igualar el sueldo de los varones de un año. A esos 3.000 se une el pastón que supone el trabajo no remunerado.

Hagan una prueba. Cuantifiquen la limpieza de la casa, las idas y venidas al súper, la comida, los deberes del colegio o hacer de taxista de los niños y ya verán cómo se les queda el cuerpo.

Un trabajo doméstico femenino que genera, según las estimaciones más conservadoras, entre un 20% y un 30% del PIB, es decir, más que todo lo que producen en Canarias los sectores de la industria, la construcción y la agricultura juntos.

Pues con este panorama, se celebró ayer el Día Europeo de la Igualdad Salarial. Para recordarnos, básicamente, que somos unas pringadas. Y si no, aquí van los últimos datos del Instituto Canario de Igualdad. Para empezar, y aun siendo más mujeres que hombres, solo el 44% de la población ocupada en Canarias es femenina. Y, para seguir, hay sectores económicos en los que las diferencias son todavía más sangrantes. Como la industria, donde los salarios son más altos pero solo para ellos, ya que una mujer cobra 5.400 euros menos.

Además, somos mayoría con contrato temporal (52%) y las que tienen contrato indefinido perciben casi 3.900 euros menos que los hombres. A lo que se añade que, obligadas por el peso del hogar, somos las reinas de la jornada a tiempo parcial (69%), lo que nos lleva derechitas a sueldos menores.

Una brecha salarial en un escenario asimétrico e injusto que empieza con un sello en la frente: tú, hombre, 20.678 euros al año y a tus cosas. Tú, mujer, 17.619 euros y a pencar gratis con el trabajo del hogar. Todo un chollo para el sistema, por lo que no es extraño que solo unos pocos lo quieran cambiar.

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