Escribo estas líneas en mi deseo de expresar públicamente mi más sentido agradecimiento. El pasado día 26 de diciembre sufrí un infarto y la diligente actuación de la doctora, en el centro de salud de Valsequillo, me salvó la vida (no tengo palabras para alabar la pericia y buen hacer de esta doctora) enviándome rápidamente al Hospital Insular. Una vez allí estuve, primero, en la UVI del centro y posteriormente en la planta décima del ala norte del mismo. Me admiró y me llenó de reconocimiento el trato maravilloso que me dispensaron tanto el personal médico como los enfermeros y enfermeras. En medio de una situación como la mía siempre tuvieron gestos y palabras positivas y amables, cada día, para mí. Observé que son unos profesionales expertos y con una gran humanidad para con los pacientes.

También las limpiadoras fueron atentas y delicadas conmigo y no puedo dejar de recordar las comidas tan buenas que me ofreció el personal de cocina, en esos días de mi convalecencia, que me ayudaron, en gran medida y sin duda, a recibir el alta el 21 de enero del presente año.

Tras esta experiencia, en la que he aprendido lo importante que es cuidar el corazón y los valiosa que es la vida, necesito expresar mi eterno agradecimiento a estas maravillosas personas que me han devuelto, casi como nuevo, a casa.