La Provincia - Diario de Las Palmas

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Tropezones

Aniversario

Ayer se cumplía mi tercer año como colaborador asiduo a este periódico, aunque restringida mi aportación semanal a los jueves. Que no es tarea fácil me lo recuerda ya un reto en la primera línea. Yo quería escribir "como puntual redactor de estas reflexiones...." añadiéndole el adjetivo del día correspondiente: ya me entienden, el domingo es dominical, el sábado sabatino, quizá algo tirado por los pelos. ¿Pero qué es el jueves? Tengo a mi disposición poderosas herramientas. Así que me dispuse a buscar el vocablo pertinente. ¿Pues conciben Uds. que ni el Diccionario de la Lengua Española, ni el Diccionario Ideológico de Casares, ni el Gran Diccionario de Sinónimos y Antónimos de la editorial Espasa, ni el Diccionario Combinatorio Práctico del Español Contemporáneo de Ignacio Bosque ni el Diccionario de dudas de la Lengua Española de Manuel Seco me ayudaran en mi dilema? Hasta que una consulta al Diccionario del Español Actual de Aguilar me brindó la solución, que ya debía haber imaginado; ¿en verdad quién mejor que la Iglesia, tan aficionada a compartimentar el espacio dedicado a sus devociones en días y horas? Pues bien, al que tiene la sana costumbre de comulgar todos los jueves se le califica de juevista. El diccionario añade el ejemplo de un eslogan de una publicación clerical que reza "Si quieres ser buen juevista, suscríbete a esta revista".

Pues ya lo sabe mi fiel lector: "Si quieres ser buen juevista, no te pierdas a este cronista".

Como ven es esta redacción periódica una labor ardua, y la soledad del cronista se ve acentuada con dificultades como la mencionada, sobrevenida en aras de la pertinaz superación de la que sin duda son merecedores mis incondicionales lectores.

De todos modos, insistiendo en el esfuerzo continuado demostrado a lo largo de tres fructíferos años, me ha extrañado sobremanera que la efeméride no fuera objeto de algún tipo de reconocimiento por parte del periódico. No pretendo que se me regalara el tradicional Rolex de oro, no. Los tiempos de crisis que corren no se prestan a tales alegrías. Pero no me hubiera cogido por sorpresa que por lo menos mi director me obsequiara con una botellita de Moët et Chandon, o cuando menos de Veuve Clicquot.

¿¡Pues quieren creer que ni siquiera una botella de sidra El Gaitero!?

Aunque todavía confío que a la vista de este escrito, mi director esté a tiempo de rectificar.

Suponiendo que tenga tiempo de leer mi artículo, claro.

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