En todos los juegos que conozco la banca siempre gana. En la vida real, también. Y lo sabemos porque las fichas que nos tocan son, básicamente, dos: la de contribuyente y la de hipotecado.
Sobre lo primero, vamos a no calentarnos que todavía nos queda un par de meses para que el fisco nos muerda el cuello recordándonos que Hacienda somos todos. Menos para la infanta imputada que para eso tiene a la abogada del Estado diciendo que eso es solo un eslogan. No quiero dar ideas pero este año ese vídeo lo mando pegadito a mi declaración de la renta. No es un gasto deducible pero así me desahogo.
Sobre lo segundo, la condición de hipotecado, la hemos ganado a pulso. De qué te quejarás si nadie te obligó, nos grita el sistema. Frase que no deja de ser cierta salvo que hipotecado no es sinónimo de pringado. Y, a veces, o lo es o lo parece.
Después de años pagando intereses como si fuera oro molido, el viento de cola también nos trae un BCE que inunda de billetes a los bancos para que salgan a la calle a dar préstamos a empresas y ciudadanos.
Y, por una vez, a precio de saldo. Febrero acaba, como hecho histórico, con el Euríbor en terreno negativo (-0,008%), lo que significa mayor desplome de los intereses de las hipotecas. Pero eso no significa que dejemos de pagarlos. Al menos, de momento.
Estos préstamos están referenciados al Euríbor más el diferencial aplicado por el banco que, de media, se encuentra entre el 0,5 y el 1%, según datos de la Asociación Hipotecaria Española. Por tanto, el Euríbor negativo no absorberá ahora ese diferencial hasta el punto de no pagar intereses aunque sí nos abaratará aun más las cuotas.
Y ¿qué sucede si continúa bajando sin tino? En ese caso, en teoría, al banco le pasaría a costar un pico nuestra hipoteca. Aunque no es un escenario inmediato, si el Euríbor negativo llegara a "comerse" todo ese diferencial pues, entonces, que llamen a Houston porque tienen un problema. Es decir, tendrían que pagar por prestarnos dinero descontándolo del principal de la deuda.
Pero es aquí cuando entra lo de la banca siempre gana. Ni de coña se crean que van a permitir llegar a eso porque yo tengo mis riesgos, y los asumo, y ellos tienen los suyos pero también yo los asumo. ¡Solo faltaba!, que se les hunde el chiringuito y nos cuesta a nuestra otra condición, la de contribuyente, otros 100.000 millones el rescate de la cosa.
Para impedirlo, ya anda una legión de abogados redactando cláusulas en los nuevos contratos hipotecarios para blindar a la banca y cerrar la puerta a esa posibilidad.
Y para los que llevamos media vida pagando, ante una situación inédita como esta, nos quedarán los tribunales si es que llegamos con resuello y dinero para letrados. Porque ya lo han dicho los bancos: ni hablar del contrasentido de pagar por prestar que de esto no va el negocio y tampoco es el mundo al revés.
O sea, que cuando subían los intereses hasta el infinito y más allá no había techo que los parara y cuando bajan se les pone rapidito un suelo de forma que, como mucho, nos aplican un 0% y quedamos en tablas. ¿Lo ven? El caso es que la banca siempre gana.
