La Provincia - Diario de Las Palmas

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El rearme del cine canario

La noticia aparecida en diversos medios locales acerca de la creación de una nueva asociación de cineastas en Canarias llega en un momento particularmente delicado para el futuro inmediato de nuestra incipiente industria audiovisual pues si bien es cierto que las Islas acogen, desde hace algún tiempo, una cantidad abrumadora de rodajes foráneos con los consiguientes réditos económicos que ello comporta, logro del que nos congratulamos todos, y se nos llena la boca proclamándonos poco menos que el epicentro europeo de la producción cinematográfica mundial, el cine como fenómeno creativo se sigue contemplando con un cierto desdén desde ciertas instancias políticas y empresariales, casi como un fenómeno colateral, de segundo orden, como si no mereciera más atención que la que se les ha venido dispensando hasta ahora, o sea, casi ninguna.

Si, como recogen en su declaración de intenciones, esta asociación mantendrá entre sus principales prioridades la idea de servir de "nuevo portavoz" de un colectivo que apostará por "un tipo de cine centrado en los valores culturales y patrimoniales y capaz por tanto de afianzar unas señas de identidad propias al tiempo que pretenderá convertirse en el observatorio de la realidad que rodea a un sector considerado como estratégico por el Parlamento de Canarias" es evidente que sus preocupaciones no se van a circunscribir exclusivamente al ámbito de la gestión industrial, sino hacia terrenos mucho más ambiciosos y complejos, como siempre hemos reclamado desde posiciones críticas en éste y en otros periódicos de nuestra Comunidad desde épocas inmemoriales.

Por vez primera, y tras los sucesivos organismos gremiales que se han ido sucediendo a lo largo de los últimos tiempos en el ámbito de nuestra cinematografía, el cluster audiovisual incluido, surge una nueva propuesta que aspira no sólo a reforzar el tejido industrial, imprescindible, sin duda, para que arraigue con fuerza cualquier idea innovadora, sino a horadar el camino que conduce directamente a la excelencia artística o, si lo prefieren, al terreno en el que pueda fraguar un cine con auténtico pedigrí artístico. Que es de lo que se trata, a fin de cuentas.

De ahí que entre los promotores de este proyecto figuren, entre otros, nombres de acreditada trayectoria en el medio, como Víctor Moreno, David Pantaleón, Octavio Guerra, Cris Noda, David Pantaleón, José Ángel Alayón, Nayra Sanz, Cayetana H. Cuyás, Miguel G. Morales o José Víctor Fuentes, cuyo ostensible alejamiento del cine convencional no sólo les honra sino que los capacita para establecer un puente de diálogo con todas aquellas instancias públicas que en rigor deberían coadyuvar al fortalecimiento del arte cinematográfico en Canarias, entre las que no hay que obviar sino al contrario, reclamar insistentemente, las que representan foros de gran proyección internacional como el Festival de Las Palmas de Gran Canaria, Miradas Doc o Tenerife Shorts, además, claro está, de ese amplísimo marco promocional que suponen las centenares de muestras especializadas repartidas por todos los rincones del planeta.

Esta semana, sin ir más lejos, el certamen capitalino abrirá de nuevo sus puertas y podremos contrastar, como ha venido sucediendo años tras año desde hace más de tres lustros, el calibre intelectual de un puñado de cineastas empeñados en romper con el ostracismo al que han estado sometidos por la falta de canales apropiados para la difusión de sus obras. Y la susodicha asociación tendrá la oportunidad de demostrar que existen razones sobradas que explican claramente la necesidad de su existencia, sobre todo tratándose de un contexto cultural tan efervescente, estimulante y transformador como el que nos ha tocado vivir.

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