La Provincia - Diario de Las Palmas

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16º Festival de Cine Ciclos y protagonistas

Retrato de un insurgente

Documental imprescindible para poder calibrar la dilatada e influyente trayectoria profesional de Richard Leacock (Londres, 1921/París, 2011), el hombre que marcó un antes y un después en el género documental en Estados Unidos durante los convulsos años sesenta y el pionero, junto a Robert Drew, Gregory Shuker, Jonas Mekas, D.A. Pennebaker y Albert y David Mayles, del direct cinema, la patente con la que un puñado de directores neoyorquinos se dieron a conocer en los cines de todo el mundo en su infatigable empeño por alumbrar una mirada sobre el mundo radicalmente opuesta a la que ofrecían en aquel entonces los grandes estudios de Hollywood.

La propia realidad del país, salpicada por los conflictos raciales, la desigualdad social y las graves tensiones internacionales generadas por la Guerra Fría, contribuyó a diseñar el escenario propicio para que florecieran, en el terreno cinematográfico, directores o cameramen con una voluntad férrea de mostrar, mediante un impulso renovado, la verdadera dimensión de unos acontecimientos que generarían una nueva conciencia nacional, especialmente en los círculos políticos de la Gran Manzana, ciudad donde se cocinaron muchos de los grandes movimientos artísticos durante la segunda mitad del pasado siglo.

Filmada un año antes de la muerte del cineasta, aunque montada en 2012, por su viuda, la realizadora y escritora estadounidense Jane Weiner, Ricky on Leacock recorre la práctica totalidad de su trayectoria profesional a través de los testimonios de muchos de sus colaboradores y amigos, acompañados de explosivas declaraciones del propio Leacock acerca de las razones políticas, técnicas y morales que le impulsaron a explorar la realidad desde un prisma tan vibrante y demoledor como el que muestran filmes de la enjundia de Jazz Dance (1954), Primary (1960), de Robert Drew, Monterrey Pop (1966), de D.A. Pennebaker o A Stravinsky Portrait (1965), de Rolf Liebermann, obras de una impecable ejemplaridad en el uso libre de la cámara y el montaje

La película, que incorpora, entre otras muchas imágenes, las de su celebrado debut en Canary Bananas (1935), rodada, a los 14 años, en las plantaciones de plátanos que explotaba su padre en la ciudad de Gáldar, revela algunos aspectos de la personalidad del cineasta que ayudan a comprender cómo se convirtió, al cabo del tiempo, en uno de los máximos referentes internacionales del cine contemporáneo.

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