La Provincia - Diario de Las Palmas

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Baño, ducha y... ¡bomba!

Quién y cuándo habló de las rachas en el fútbol? Creo que todo el mundo. Incluso los que más saben porque están convencidos de que por mucho que confíen en su sabiduría, aparecen las rachas y les desbaratan las cuentas. Nadie sabe. Ni siquiera Acisclo Karag con su cuento llegó a cerrar la cuenta.

Lo malo de las rachas es que no se pueden contratar fichándolas. Y si esto fuera posible estarían en la nómina del Real Madrid o el Barcelona, ya que son los que más dinero y deudas tienen.

Aquí la mala racha más reciente, como si fuera el polvo en suspensión, creo que se metió después de que el Rayo, que ya había ganado en la visita, nos volvió a ganar en la vuelta, enrabietando un montón a todo el mundo. No solo por el 2-0, sino porque nos apabulló Paco Jémez en dosis de carrera y entrega, utilizando aquello con lo que se hacen las tortillas y que tanto está reclamando Setién. Por esa cuestión (carnavales aparte) creo que muchos seguidores y gentes de sentimiento, desengañados, dejaron más butacas vacías cuando vino el Barcelona, que también ganó. De todas formas a los amarillos les sentaron bien los azotesque le hicieron plantar cara muy dignamente al catalán, sin dejarle ser el único "gallo del corral". Y es ahí donde parecía acercarse a nosotros la benevolente buena racha amarilla que ¡vaya por Dios si nos acompañó desde entonces hasta el sábado! ¿Y hasta cuando?

Sin que haya costado ni un euro desviar la famosa "racha", la hemos visto tomar como tendencia la carretera del Cementerio de Las Palmas desviándose a la derecha (que es como es) cuando vamos al fútbol y meterse en la moderna instalación de la UD.

Tras eso que decimos y con la necesaria compañía de jugadores, presidente, informadores y público seguidor fíjense en la escabechina que, compensando la vergüenza recibida el día del Rayo Vallecano, están viviendo lo que hoy he titulado como 'El baño, la ducha y la bomba'. No era mofa lo que hace unos días comentamos como baño en Ipurúa. Más bien la celebración doble del acontecimiento: un baño de esperanza y el primer triunfo fuera.

Comenzaba la racha, razón para pensar en qué se podía hacer entre semana, victoriosos y recién remojados hasta el tuétano en Eibar. Y luego con la visita de aquel Getafe que con pinta de angelito nos había betunado la cara con su 4-0 vergonzante si de ello dependía el deseo de permanencia. Y determinamos que lo mejor después de un baño de agua de lluvia en un campo de fútbol (no sé si decir guipuzcoano o vizcaíno pues creo que una línea territorial parte en dos a Eibar) tras el viaje de retorno de 2.600 kilómetros era una ducha. Y ducha hubo en el Gran Canaria, tanto de agua del atlántico potabilizada cariñosamente como de goles tan 'made in Canarias' en su mayoría, que fueron de Willian, Tana (2) y el especialista en penaltis Viera. Salió justo un cuatro por cuatro con el desarrollo de un fútbol que quisiéramos ver repetido otro día.

¿Magia de Setién?, ¿despertar de jugadores? o ¿soplo de "la racha" a nuestro favor? Lo importante es que mientras pensábamos indagar todo esto y sus orígenes fuéronse los chicos a Villarreal (modesto pueblo) y ante el doble amarillo de España y cuarto clasificado de la Liga, donde otra vez con juegos malabares han rizado el rizo permitiéndonos aunque solamente sea por un gol el gran triunfo canario y el "ostentoso" título de 'baño, ducha y... ¡bomba!'. ¡Ojo Madrid que la racha está en Gran Canaria!

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