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La gran trola

Hay cuentos, inventos, mentiras, mentirijillas, engaños piadosos y hasta medias verdades. Pero lo que ahora tenemos delante es una tremenda bola que mastican todos los partidos con la boca ya repleta de lenguaje electoral. Una trola con las cosas de comer y, ya se sabe, que en Bruselas con eso no se juega.

La Comisión Europea, a la que le importa un pito si en España nos gobiernan galgos, podencos o estiramos un gobierno en funciones, nos acaba de sacar tarjeta amarilla. En su lenguaje infumable lo llaman "recomendación autónoma", lo que viene a ser un serio y último aviso por incumplir lo pactado: el sacrosanto déficit.

Formalmente es la antesala de un procedimiento sancionador porque Bruselas no se traga que creciendo a un 3% no demos ni una en las cuentas públicas. Y el asunto no es calderilla. Creen que en 2016 el desvío será de 9.000 millones, así que o sacamos las tijeras o nos rascamos el bolsillo para gloria del fisco.

Pero aquí como quien oye llover a pesar de la exigencia de presentar en primavera la retahíla de ajustes. Aquí, en lo que estamos es en la gran trola. Todos. Ya estén en versión pacto o en modo electoral que para el caso es lo mismo ya que hay que estar a todas porque la suma de diputados da lo que da.

Los primeros, PSOE y C´s, nos venden un programa de gobierno con medidas reformistas que no reducen el déficit como nos exigen. Una trola que durará lo que tarden en llegar los hombres de negro para impedirlas por más que se empeñen que, con tarjeta amarilla, nos vamos a una prórroga.

Y los segundos, los que aclaran ya la voz de los mítines y encargan papeletas y carteles, tampoco están en pleno ataque de sinceridad. De traca es lo de Podemos con 96.000 millones más de gasto público en actuaciones tan fantásticas que ríete tú de Alicia en el país de las maravillas. Un cuento onírico para los que todavía creen que en España nos gobernamos solos.

Y el PP, por su parte, silbando y mirando de lado mientras dan con la fórmula de cómo enmendar sus propios presupuestos y sacar el látigo a las comunidades autónomas semanas antes de una posible convocatoria electoral sin que se note mucho la trola.

En toda la legislatura no han cumplido ni un solo año lo pactado con Europa. Ni uno. Y 2016 no será distinto. Lo asegura la UE y ya avanza Montoro que los ingresos tributarios están evolucionando "menos bien" o, lo que es lo mismo, que el descuadre está servido.

Presupuestos irreales que habrá que corregir porque en Bruselas nos tienen catados, hartos de ver cómo la bandera española, además del escudo, lleva impresa la nariz de pinocho.

En medio, la Airef, el organismo que vigila la sostenibilidad de las cuentas públicas. Su presidente ha declarado que los reiterados incumplimientos y el descontrolado crecimiento de la deuda han provocado la desconfianza sobre nuestras finanzas.

Pues eso, que, como poco, fallamos más que una escopeta de feria. Por tanto, dado los antecedentes y la propensión que tenemos a la fantasía, candidatos, precandidatos, pactantes y aspirantes: no vendan programas imposibles y dejen ya la gran trola.

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