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Conciertos Aula Wagner

Javier Lanis, pianismo de gran aliento

Exito del pianista chileno Javier Lanis en su primera actuación en Las Palmas. Radicado desde hace unos años en Tenerife, no es fácil explicarse por qué era desconocido en la capital oriental, de tan intensa la actividad musical como numerosos son los amantes del piano. El Aula Wagner, del Vicerrectorado de Cultura y Deportes, ha cubierto la laguna con este debut de un consumado virtuoso, ganador por tres veces del primer premio internacional Claudio Arrau. Un intérprete de bravura por la profundidad del calado y los contrastes expresivos; artista, en fin, preparado para desplegar con autoridad sus propias lecturas del repertorio.

Ofreció un programa "de sonatas", como suelen hacer los más grandes, que se desentienden de entremezclar la gran forma con partituras amables para entretenimiento de la audiencia. Dió comienzo con las Variaciones Op.34 de Beethoven, numeradas por él entre sus obras mayores por la ambición constructiva a partir de un tema propio, y por la autonomía de cada una de las seis diferencias, en las que Lanis emplea un tocco aéreo y mozartiano alternado con los pesos románticos de Schubert o Mendelssohn, precursores de Brahms. Tras el nada sencillo aperitivo, tres grandes sonatas. La primera, del mismo Beethoven, fue la majestuosa Waldstein Op.53 (numero 21 de la colección de 32), referencia fndamental del periodo medio del compositor por la extensiòn y desarrollo de su dilatado primer movimiento, genial alarde de desarrollo motívico -transparente en la talla de Lanis- para entrar después, con el adagio molto, en una antagónica atmósfera nocturna, ensoñadora y misteriosa, fraseada con inspiración en el juego dual de manos y pedales.

Siguió con la Segunda sonata op.35 de Chopin, otro mundo poético, íntimo y exaltado en los dos primeros movimientos, replegado en la marcha fúnebre -con noble modulaciòn de la melodía central- y perfecta resolución del Presto final, carrera vertiginosa de las dos manos en unísono, pulsada sin una sola fisura. Finalmente, la Séptima Sonata op.83 de Prokofiev (1942) escrita durante la ocupación nazi, es un compromiso del ingenio lúdico del autor con el dramatismo de los acontecimientos que sufría Rusia. Monumental escritura, de dificultad extrema, que Javier Lanis sonorizó con espléndida técnica staccato.

Como cortesía con el Aula universitaria, tocó en primer bis una agradable y juvenil Canciòn sin palabras de Wagner, y a continación, reclamado por las ovaciones, una danza brasileña que conduce su ritmo uniforme desde el silencio hasta el fortísimo apabullante.

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