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Arte

De la Casa de Colón al Museo de Bellas Artes: un reto pendiente

Una Maternidad del escultor Abraham Cárdenes centró recientemente el ciclo Miradas sobre la colección que viene desarrollando la Casa de Colón. Cuando se citan los museos de la capital de Gran Canaria no siempre es evocado el valioso patrimonio artístico de esta Casa, cuyo reclamo principal, desde el propio nombre, es la huella histórica de las escalas colombinas.

Bajo la muy recordada dirección de Alfonso Armas Ayala recibió en sus estancias importantes muestras de artistas vivos junto a la exhibición de sus depósitos, que con Elena Acosta al frente, vuelven hoy periódicamente al primer plano y conviven en buena armonía con apariciones estelares de obras maestras cedidas por otros museos, como, por citar algunas, las del Greco y Rubens.

El departamento de cultura del Cabildo, patrón institucional de éste y de casi todos los demás espacios insulares de las artes plásticas, posee una colección de valor extraordinario que viene reclamando desde hace décadas la creación de un Museo de Bellas Artes para unificar lo disperso, sin menoscabo de la vocación contemporánea de un ente tan lleno de sentido como el CAAM.

Las tentativas conocidas hasta ahora no han tenido la fuerza ni la valentía de abordar un proyecto ambicioso en cooperación con todas las instituciones públicas poseedoras de obras significativas, sin olvidar el muy posible depósito de las que enriquecen las valiosísimas colecciones privadas existentes en la Isla.

Ese proyecto y su puesta en obra daría marchamo histórico a los entes y personas que dirigen la actual legislatura.

Con el lema Cuerpo de mujer, la Casa de Colón expone ahora la presencia del desnudo femenino en su colección, con admirables piezas gráficas, pictóricas y escultóricas de maestros como Massieu Falcón, Maldonado, Iturrino, Togores, Márquez, Gregorio, Cárdenes, Fleitas, Aguiar, Juan Ismael, Jane Millares, Dámaso, König y Ackerman, entre otros.

Y en el ciclo Miradas ofrece intervenciones magistrales como la del escultor Manolo González sobre la espléndida Maternidad de Cárdenes, concienzuda reconstrucción de la vida del artista en su escenario insular y en el fondo íntimo de su creatividad.

Estos momentos de contemplación introspectiva son impagables y merecen la más amplia proyección, como recomendó el insigne maestro Chirino en el acto que relacionaba a un colega predecesor con otro sucesor.

Menos mal que tenemos a la Casa de Colón en manos sensibles y cultas. Pero la potencia del arte canario, o hecho en Canarias, sigue clamando por un gran Museo.

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