En la sala Jerónimo Saavedra del Auditorio Alfredo Kraus, el pasado martes 22 se celebró el concierto inaugural, en su segunda edición del Internacional Bach Festival, que con la leyenda de Pasión por Bach, se interpretan un ciclo de conciertos del maestro de Eisenach, coincidiendo con estas fechas de Semana Santa. Disfrutamos de esta segunda entrega del IBF, gracias a la colaboración de los músicos componentes de la Royal Concertgebouw Orchestra de Ámsterdam y de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, junto con profesores del Conservatorio de Las Palmas de Gran Canaria y otros profesionales canarios, con la aportación de las tres administraciones canarias junto algunos patrocinadores privados. El concierto respondía al título de Bach Concertante y pudimos escuchar cuatro conciertos de miembros de la familia Bach.

El primero fue el Concierto para oboe d'amore en La mayor BWV 1055, magistralmente dirigido e interpretado por Lucas Macías, que nos brindó una delicada lectura de su instrumento, destacando en el Largheto del segundo movimiento con un sonido sutil y vaporoso. Estuvo acompañado por una plantilla de violines, primero y se gundo, viola, violonchelo, contrabajo y clave, de músicos residentes en Las Palmas, muy bien interpretado, destacando la afinación y musicalidad del conjunto. Este orgánico se repetirá en las dos siguientes piezas.

La segunda obra fue el Concierto para flauta en Sol mayor Wq. 169 de Carl Phillip Emmanuel Bach, uno de los fundadores del estilo clásico y de los mejores compositores del estilo galante, escuchamos una primorosa interpretación del flautista Kersten McCall, que nos sorprendió con unas improvisaciones endiabladas en las cadenzas, haciendo gala de un virtuosismo y una técnica para la ornamentación envidiable. Con los mismos músicos acompañantes de la obra anterior que cumplieron a la perfección.

La tercera obra, para mí lo mejor de la noche, fue el Concierto para violín y oboe en do menor BWV 1060, dicha obra que también se ejecuta para dos claves o pianos y para dos violines, contó con las extraordinarias interpretaciones de Adrián Marrero al violín y otra vez del oboe magnífico de Lucas Macías, con una ejecución soberbia de todo el orgánico, destacando el Adagio en donde la alternancia de los dos solistas, parece que mantienen una conversación, remarcada por el vigoroso ritmo de los pizzicati de la cuerda.

Para finalizar nos ofrecieron el tercer Concierto de Brandenburgo en Sol mayor BWV 1048, con tres violines, tres violas y tres violonchelos, realizando el continuo, el clave y el contrabajo. Vibrante interpretación, en que los ripieni de la cuerda nos hicieron olvidar en algunos momentos la sequedad de la sala, tenemos que señalar que todos los músicos, menos los tres primeros atriles de la Concertgebouw, residen y realizan la práctica musical en nuestra ciudad de Las Palmas de Gran Canaria y han dejado en este concierto, como músicos, el pabellón muy alto.

Otro aspecto que tenemos que destacar, es que la sala Jerónimo Saavedra, a pesar de su sequedad, se encontraba prácticamente llena y con la mitad del aforo de público extranjero.En definitiva, un concierto para recordar y ojalá el resto del Festival cuente con ejecuciones, que sean tan buenas como la de esta noche.

Para concluir quisiera agradecer a Michael Gieler y a Manolo Benítez, su trabajo y sus esfuerzos en pro de conseguir, que eventos de esta categoría se celebren en nuestra ciudad de Las Palmas.