El aparcamiento del aeropuerto de Gran Canaria requiere una precisión billetera que provoca colas. Resulta más fácil sacar un billete en una compañía aérea que pagar el estacionamiento. Entre las máquinas que no dejan pagar con tarjeta y las que no reconocen los nuevos billetes de 20 euros, si alguien trata de salir con urgencia y no tiene suelto ni billete adecuado, se somete a una auténtica gymkana para regresar, por fin, al destino.