Amigos, hoy felicito con ganas a todos los lectores que creen que Jesús resucitó y que dijo abiertamente: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Sí, en este gran Domingo de pascua felicito de corazón a los que creen y a los que siguen buscando la fe de día y de noche.

Amigos, hoy en especial a El le pido que lleguemos todos un día a estar a su lado después de pasar nuestra muerte, sí, que El nos abra las puertas del Cielo para siempre.

Con alegría en este día pascual me uno a millones de creyentes que dan vivas al resucitado porque demostró ser el Dios grande que dio sentido a la vida mandándonos el amar siempre a los pobres y marginados, a los enfermos y a todos los pecadores arrepentidos.

Maestro Bueno de Galilea, gracias porque Tú fuiste el gran Atleta que nos abrió el camino del Reino para siempre.

Amigo lector, pide con fe al Maestro grande que nos dé siempre corazones para saber compartir, perdonar y gritar su victoria.

Maestro Bueno, da Luz de fe a todos los lectores de este diario para que tengan fuerzas en el caminar contigo sabiendo dar una buena mano a los miles de necesitados y a tantos que buscan en la Iglesia un poco de luz...

Amigos, deseo que el Resucitado nos ayude a vivir como hermanos llenos de paz y donde no haya atentados como el de Bruselas en días pasados. Termino esta felicitación pascual recordando con gusto al gran psiquiatra brasileño Augusto Curi, al hombre que era un ateo retorcido y que, leyendo despacio el evangelio, llegó un día a creer que Jesús era Dios, el Maestro de la Luz y el gran médico que sabía llegar a lo profundo de cada ser humano. Sí, el gran experto en psiquiatría no tuvo otra salida que caer de rodillas diciendo que, ante un hombre que fue capaz de hacer de prostitutas unas reinas y de mendigos unos reyes, él se ponía conscientemente de rodillas para decirle: ¨Gracias, Jesús nazareno por vencer a la misma muerte, yo creo que Tu has resucitado y que Tu eres el hijo de Dios vivo¨.