De aquella primitiva bahía, denominada Puerto de Refugio de La Luz, que alumbró totalmente terminada en los albores del siglo XX, hasta el ensanche del recinto finalizado en 1935 con la construcción del muelle de León y Castillo, llegando hasta la actual realidad con las espléndidas dársenas del Reina Sofía y la Esfinge, más los muelles de la zona de ribera, está claro que el puerto de Las Palmas de Gran Canaria, ha dado un paso de gigante que no para de crecer.
Pero es evidente que esta gran bahía nacida al zoco de Las Isletas no solo está formada por muelles y explanadas, sino que tiene unas magníficas láminas de agua que sirven para múltiples operaciones sin necesidad de que los barcos atraquen, como ocurría en los iniciales tiempos fundadores. Por todo ello nos hemos llevado una gran alegría el pasado martes 22 de marzo de que al fin el Boletín Oficial del Estado haya publicado la ampliación de la modificación de la delimitación de espacio y usos portuarios, por el cual el puerto de La Luz cuenta con 710,83 hectáreas más de zona de fondeo al sur de nuestra gran instalación a la altura de San Cristóbal.
Aunque se tardó año y medio, desde su petición por la Autoridad Portuaria de Las Palmas hasta su definitiva concesión, nunca es tarde si el beneficio es importante para las necesidades de un tráfico que demanda mayor espacio en estos momentos, y que viene a demostrar que nuestro puerto no se queda obsoleto, sino que continúa en plena expansión tras 133 años de existencia, sin que todavía hayamos puesto la última piedra.
Lo importante es que se vislumbran en el horizonte nuevos tráficos y actividades como una estación abierta a todas las banderas, y para ello hay que estar preparados para responder a las exigencias de una actividad cada día más exigente, donde la calidad es la primera demanda por parte de las navieras en estos tiempos que corren.
